Llevar una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra puede reducir en dos tercios el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Así lo ha demostrado un ensayo clínico de gran tamaño coordinado por la Universidad de Navarra dentro del estudio multicéntrico Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea) y el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).
«Hoy es un día feliz. Pocas cosas resultan tan agradables como ser testigo de acontecimientos científicos que marcarán un antes y un después en la historia». Con esas palabras presentó ayer Jesús Fernández Crespo, director general del Instituto de Salud Carlos III, este estudio publicado por la revista «JAMA Internal Medicine».
Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, suscribió sus palabras: «Por primera vez una investigación ofrece resultados de alto nivel científico sobre el tema». Durante casi cinco años el estudio siguió de cerca a 4.282 mujeres españolas que, aleatoriamente, llevaron a cabo tres tipos de dieta: mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra, mediterránea complementada con frutos secos y una recomendación de dieta baja en grasas para el grupo de control.
«Lo esperable con esa asignación al azar, si la dieta no tuviese efecto alguno, es que las tasas de cáncer fuesen las mismas para todas las mujeres», explicó Martínez-González. Pero los resultados fueron concluyentes: si la tasa en el grupo con el extra de aceite de oliva fue de 1,1 casos por cada mil participantes y año, en el grupo de los frutos secos subió hasta el 1,8 y en el de control llegó a 2,9, lo que muestra «casi el triple de riesgo absoluto de desarrollar estos tumores», señaló este doctor sobre los apenas 35 casos de cáncer de mama observados al término de la investigación.