Los profesionales de la salud deberían empezar a considerar la soledad como un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular al mismo nivel que otros considerados más tradicionales, como fumar, beber, hacer ejercicio, etc. Estas son las conclusiones de un estudio coordinado por Christian Hakulinen, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), que por vez primera ha tenido en cuenta todos los factores relacionados con la enfermedad cardiovascular a la hora de determinar el papel que desempeña el aislamiento social y/o la soledad en el riesgo de muerte.
Muchos de los factores de riesgo convencionales explican en gran medida los vínculos entre la soledad y el riesgo de primer accidente cerebrovascular o ictus. Pero de acuerdo con este nuevo estudio, publicado en la revista «Heart», tener pocos contactos sociales sigue siendo un factor de riesgo independiente de muerte entre las personas con enfermedad cardiovascular preexistente.
Aunque se trata de un estudio observacional del que no se puedan sacar conclusiones firmes sobre la causa y el efecto, los hallazgos no solo reproducen los resultados de investigaciones previas, sino que el tamaño y la naturaleza representativa del estudio incitan a los autores a concluir que sus hallazgos indican que el aislamiento social, de forma similar a otros factores de riesgo como la depresión, puede considerarse como un factor de riesgo para el mal pronóstico de las personas con enfermedad cardiovascular.
Así que aunque no seamos gente de la tercera edad debemos vivir la vida con más alegría y más socialización pues no solo nos traerá momentos felices que recordar sino que, además, nos ayudará a mejorar la salud física y mental.