En 24 meses, ambos reabrieron embajadas, Obama visitó la isla y los cruceros llegaron. Pese a alcanzar una decena de acuerdos, el embargo continúa y el comercio, al mínimo.
El deshielo entre Cuba y Estados Unidos acaba de cumplir dos años con avances en el diálogo político bilateral, discretos resultados en el área comercial y un futuro incierto con la llegada a laCasa Blanca, en enero próximo, de Donald Trump.
Cuando el 17 de diciembre de 2014 los presidentes Barack Obama yRaúl Castro anunciaron simultáneamente el fin de más de cincuenta años de enfrentamientos directos, comenzaba un camino reconocido por ambas partes como largo y difícil.
En estos 24 meses se restablecieron las relaciones diplomáticas, se intercambiaron más de una veintena de visitas de alto nivel –incluida la de Obama a Cuba, y se conversó prácticamente sobre todos los temas en la agenda, sin olvidar los más espinosos: derechos humanos y compensaciones.
Ambos gobiernos realizaron más de 50 encuentros técnicos, se estableció y funciona con regularidad una Comisión Bilateral que es la que determina la agenda del diálogo y se adoptaron decenas de acuerdos que van desde un Memorando de Entendimiento para el enfrentamiento al cáncer hasta convenios sobre protección medioambiental, santuarios marinos, agricultura, lucha contra el narcotráfico, seguridad de los viajeros y del comercio, aviación civil, correo postal e hidrografía.
Las principales compañías estadounidenses, aéreas y de crucero, ya viajan regularmente a Cuba; la hotelera Sheraton administra un hotel en La Habana y el gigante Google acaba de firmar un acuerdo con la estatal Etecsa.
A pesar de no poder aún viajar como turistas, los estadounidenses que visitaron la isla como parte de las doce categorías autorizadas superaron los 233 mil al cierre de noviembre, un incremento del 66 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2015.
No obstante, el embargo permanece –pese a cinco paquetes de medidas que lo flexibilizan-, no hay inversiones estadounidenses en la isla –solo en el área de las telecomunicaciones-, el comercio bilateral sigue reducido al mínimo y el gobierno cubano continúa sin poder utilizar el dólar en sus transacciones internacionales.
En la última reunión de la Comisión Bilateral, la principal negociadora cubana con Estados Unidos, Josefina Vidal, dijo que ambas partes están de acuerdo en acelerar el trabajo en lo que resta hasta enero y aseguró que La Habana espera que el próximo presidente de Estados Unidos continué el camino iniciado en diciembre de 2014.
El gobierno de Raúl Castro no ha respondido públicamente a Donald Trump cuando, tras la muerte de Fidel Castro, calificó al líder cubano de “brutal dictador”, ni cuando aseguró que “si Cuba no se muestra dispuesta a ofrecer un mejor acuerdo para los cubanos, para los cubanoamericanos y para el pueblo estadounidense en general, liquidaré el acuerdo”. Solo el diario oficial Granma, sin mencionar directamente a Trump, escribió que si se ha avanzado en estos dos años de diálogo, es porque este se ha realizado entre iguales, con respeto mutuo. “Cuba jamás aceptaría condiciones distintas”, dijo.