Por: Ernesto Valenzuela
El tema del impacto de la tecnología en el arte data desde hace muchos siglos. Cada generación que sucede ha generado diversos avances tecnológicos. En cada uno de estos avances, la discusión entre arte y tecnología parecería tomar diferentes rutas para converger en una misma conclusión: es absolutamente inevitable. En el arte, como en el día a día, la tecnología es parte de una especie de evolución paralela. Aquel que decide no abordar el tren de la tecnología, invariablemente, es dejado atrás y olvidado rápidamente.
En el caso particular de la música, hoy más que nunca, las tendencias son un pleno producto de la tecnología. Por citar algunos ejemplos, la repentina preferencia de los artistas a trabajar en singles y no en álbumes completos o la clara tendencia de minimizar la introducción instrumental de las canciones lo más posible. Parecería que estas dos directrices son completamente independientes, sin embargo, ambas tendencias cumplen el mismo propósito de bombardear a la audiencia con información tan pronto sea posible. La razón, indiscutiblemente, es la costumbre que tiene la audiencia al acceso masivo de contenido de manera rápida, eficiente y asequible. ¿Es un motivo de preocupación el impacto de los medios de distribución electrónicos en el arte? Esta pregunta continúa en el aire.
La audiencia, día con día, es más difícil de capturar, de satisfacer y de sorprender. La tecnología cambia la manera en la que se crea, se percibe, se entiende y se aprecia el arte. Hoy por hoy, la pericia de la audiencia general se ve constantemente impulsada por la vasta exposición al contenido. Hoy más que nunca, vivimos inmersos en el arte, pues este nos acompaña a todo lugar y forma parte de nuestro día a día. Contrario a la opinión más taquillera, la tecnología impulsa al arte a través de su insuperable distribución. Esto genera un alcance cultural más grande y por lo tanto, una competencia cultural más fuerte. Las posibilidades brindadas a los consumidores de arte son ahora ilimitadas.
La respuesta de los artistas ante esto es la reinvención del arte. “Así como la tecnología cambia la manera en la que recibimos el arte, los avances tecnológicos definen la manera en la que creamos arte”. ¿Será que la fuerte tendencia al desarrollo de la realidad virtual es el futuro del arte? Es difícil apuntar el dedo exactamente al lugar donde se creará historia, sin embargo, de una cosa podemos estar convencidos, aun agotando todos los posibles recursos con los que se puede sorprender a una audiencia, los artistas encontrarán la forma de sorprendernos una vez más. Un nicho reservado de artistas descubrirá una mejor y única manera de contar historias y estas serán más emocionantes que nunca.