Los mexicas fueron grandes ingenieros y construyeron su ciudad bajo una lógica mística. Ahí fue donde vieron la señal dictada por Huitzilopochtli, y el que estuviera rodeada de agua, no fue impedimento alguno para responder a los designios divinos.
Por ello, los canales y sistemas de chinampas que armaron, sorprendieron a los europeos de un modo que quedó registrado en distintos testimonios. Tenochtitlán, una ciudad fundada en un lago, que además había adecuado sus aguas como sistema de cultivo (las chinampas eran balsas rellenas de tierra y cultivadas) y como medio de transporte.
Aunque pocos lo saben, el sistema de chinampas continúa usándose, las últimas en el mundo se hallan en Xochimilco y Tláhuac. Su ingeniosidad podría permitir el cultivo de alimentos en zonas inundadas, ya que se hace por medio de islotes de tierra flotantes.
Hoy, con las amenazas del cambio climático, el sistema chinampero cobra mucho más interés para los estudiosos, quienes encuentran en él no solo un patrimonio cultural bellísimo, también una manera real de conservar la seguridad alimentaria en zonas de desastre.
Por lo anterior la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) recientemente nombró al sistema chinampero de la Ciudad de México como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
A la fecha en todo el mundo solo han sido reconocidos 36 sistemas agrícolas. Las chinampas han sobrevivivido más de 500 años, hoy, con este reconocimiento, esperanzadoramente quizá puedan promoverse cada día más como un medio sustentable para la seguridad alimentaria.