El 25 de junio de 1964 fue el día marcado para iniciar el traslado de la Piedra del Sol, la mayor de las joyas que estarían resguardadas en el nuevo Museo Nacional de Antropología e Historia.
Pedro Ramírez Vázquez, director de la construcción del Museo de Antropología, sabía que el enorme recinto de Chapultepec, sus salas, el discurso museográfico, la distribución arquitectónica, el montaje de la sala Mexica, estaban planeados para destacar a la Piedra del Sol como la pieza más importante. La Piedra de 25 toneladas fue tallada en un bloque de basalto desde Xochimilco, que fue llevada por el tlatoani Axayácatl al centro ceremonial de la Gran Tenochtitlán con técnicas y herramientas de las que no se tiene noticias actualmente.
El monolito fue desmontado tras la caída de Tenochtitlán y fue abandonado y redescubierto el 17 de diciembre de 1790. Estuvo recargada en la pared norte de la Catedral Metropolitana, y fue llevada en 1885 a la Sala de Monolitos del Museo Nacional, en la Calle Moneda.