Dedicarse a escribir libros y dar conferencias, ser dueño de un equipo de la NBA, convertirse en un activista ambiental o aceptar la oferta de trabajo que le hizo Spotify.
El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene varias opciones para ocuparse o entretenerse ahora que ya entregó las llaves de la Casa Blanca a Donald Trump.
El propio Obama dio algunas pistas, pero lo que se sabe con más certeza hasta ahora es que no se irá muy lejos.
Para que la menor de las hijas de la familia, Sasha, no deba cambiar de escuela secundaria, los Obama se quedarán en la capital estadounidense. Al menos hasta 2018, cuando la adolescente de 14 años se gradúe de Sidwell Friends School, la familia vivirá en el elegante, exclusivo y caro barrio de Kalorama.
Antes de él, en Kalorama vivieron los expresidentes Woodrow Wilson, William Howard Taft, Warren Harding, Franklin D. Roosevelt y Herbert Hoover. Si sale a caminar al parque podrá encontrarse con figuras demócratas que también viven allí, como el excongresista Bart Gordon, o jueces de la Corte Suprema.
«Creo que es un golpe brillante que se muevan aquí. Estarán rodeados por un montón de gente que sigue siendo políticamente activa», afirmó Susan Harreld, una residente de Kalorama que vive cerca.
«Es un barrio muy familiar, que es ideal para Sasha, pero también un barrio muy privado», señaló la futura vecina de los Obama.
La alquilarán a Joe Lockhart, ex secretario de prensa de Bill Clinton, quien no la necesita por ahora dado que vive en Nueva York. Un último pero no tan pequeño detalle respecto al nuevo barrio: una de las vecinas de Obama será nada menos que la hija de su reemplazante. Ivanka Trump, compró una casa en Kalorama en diciembre, ante el inminente desembarco de la familia a Washington D.C.
Allí vivirá junto a su esposo, Jared Kushner, el futuro asesor presidencial del presidente Trump.
Claro que la dirección postal no será el único cambio en la vida del presidente saliente. Obama dio algunas pistas de lo puede ser su futuro. No quiere ser juez y dice que no volverá a ocupar un cargo electo.
Además de contar con una considerable cantidad de responsabilidades menos, Obama podrá seguir el camino de sus predecesores y dedicarse a escribir (y vender) libros y dar conferencias.
También está entre sus opciones abrir una fundación para impulsar causas de su interés o administrar su futura biblioteca presidencial, que será instalada en Chicago.
Obama todavía no dio detalles sobre lo que hará con todo el tiempo libre que tendrá desde el 20 de enero, pero ya hizo algunos adelantos.
«Voy a volver a hacer el tipo de trabajo que estaba haciendo antes», le dijo a un grupo de estudiantes de secundaria en 2015, cuando se refirió a su inminente fin de su periodo presidencial. «Ayudar a los jóvenes a educarse, ayudar a las personas a conseguir trabajo y tratar de llevar negocios a los vecindarios que no tienen suficientes oportunidades de hacer negocios. Ese es el tipo de trabajo que realmente me encanta hacer», afirmó.
Antes y durante su mandato, Obama tomó partido a favor de las minorías residentes en Estados Unidos, abogó por un mayor control para la posesión de armas, e impulsó el acuerdo global sobre cambio climático, entre varias otras causas.
Ahora que dejará la Casa Blanca puede convertir cualquiera de esos temas en su bandera de lucha como activista.
Como lo hizo Jimmy Carter, promoviendo causas relacionadas con la democracia y la paz, o Bill Clinton, que desde su fundación impulsa planes para prevenir las enfermedades de transmisión sexual y envía ayuda humanitaria a lugares donde se registraron desastres naturales.