Las primeras palabras de la universalmente conocida novela Cien años de soledad y un puñado de tierra de Aracataca, Colombia, la cuna de Gabriel García Márquez, están ya en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes.
La ministra de Cultura de Colombia, Mariana Garcés, depositó ayer en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado en memoria del Premio Nobel de Literatura 1982, quien es recordado a un año de su muerte, que se cumple el próximo 17 de abril.
El legado permanecerá custodiado bajo llave y por tiempo indefinido en la caja número 1483 de la antigua cámara acorazada de la sede del Cervantes, y se suma a otros como el de los mexicanos José Emilio Pacheco (1939-2014) y Elena Poniatowska, el del chileno Nicanor Parra o del poeta argentino Juan Gelman (1930-2014).
La tierra contenida en la arqueta, que se dejó como legado, fue recogida, exprofeso, para este homenaje, del patio trasero de la casa en la que el autor de Cien años de soledad nació el 6 de marzo de 1927.
También se depositó una placa de metal grabada con la primera frase de su más célebre novela, Cien años de soledad: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
La ministra colombiana recibió una llave simbólica de la caja de seguridad 1,483 y un certificado acreditativo de la cesión. Es la primera vez que se recibe en la Caja de las Letras el legado de un personaje de la cultura en español ya fallecido.
La Caja de las Letras es un singular espacio situado en los sótanos del Instituto Cervantes que custodia legados depositados por una veintena de personalidades de la cultura en español.