Las muestras de arte rupestre más antiguas del mundo han sido encontradas en tres cuevas españolas -La Pasiega en Cantabria, Maltravieso en Cáceres y Ardales en Málaga- y tienen al menos 64 mil años, por lo que no pueden ser atribuidas al Homo sapiens, la especie a la que todos pertenecemos. Sus verdaderos autores, dicen los investigadores, deben ser por fuerza neandertales, nuestros primos inteligentes, que en esa época eran los únicos que habitaban Europa. Todavía faltaban 20.000 años para que llegáramos nosotros.
Los hallazgos suponen la primera evidencia clara de que esos homínidos extintos dejaron su huella voluntaria en las paredes y sugiere, una vez más, que lejos de ser unas bestias torpes y estúpidas, eran unos seres sofisticados que poseían una capacidad cognitiva, simbólica y artística similar a la nuestra.
Los investigadores, dirigidos por la Universidad de Southampton (Inglaterra) y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), utilizaron una técnica de vanguardia llamada Uranio-Torio para datar la calcita situada justo por encima y por debajo de las pinturas, lo que indica su antigüedad mínima o máxima. El método de radiocarbono tuvo que ser descartado, ya que no llega más allá de los 40 mil años y solo puede emplearse con materias orgánicas. Precisamente, hasta ahora las reclamaciones de un posible origen neandertal del arte rupestre se habían visto obstaculizadas por la imprecisión de la datación y atribuido enteramente a humanos anatómicamente modernos. Esta posibilidad incluso llegó a contemplarse en Altamira, el templo del arte rupestre por excelencia.
Lo que sí está claro es que estas pinturas demuestran una vez más la capacidad cognitiva de los neandertales, de los que también se sabe que, por ejemplo, enterraban a sus muertos, cocinaban y adornaban su cuerpo. «Los neandertales y los humanos modernos compartieron el pensamiento simbólico y debían de haber sido cognitivamente indistinguibles», concluye Joao Zilhão, de ICREA, Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados. Por ese motivo, «en nuestra búsqueda de los orígenes de la cognición humana avanzada, debemos mirar más atrás en el tiempo, hace más de medio millón de años, al ancestro común de los neandertales y los humanos modernos»