Los ciudadanos ecuatorianos tomaron una decisión trascendental en relación a la extracción petrolera en su territorio. Es la primera vez que un país latinoamericano opta por preservar la selva amazónica y mantener los recursos de hidrocarburo bajo tierra, a través de una consulta popular. Este hecho ocurrió en el marco de las elecciones intermedias para elegir presidente. Los ecuatorianos decidieron resguardar una de las zonas más biodiversas del planeta ubicada en una porción del Parque Nacional Yasuní.
La pregunta, inscrita en una consulta que la población civil demandó durante diez años, fue “¿Está usted de acuerdo con que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente bajo el subsuelo?”, desde el conteo rápido la respuesta fue contundente: 59% de los votantes respondieron “sí”.
Con este resultado quedó prohibida la perforación de nuevos pozos en el Bloque 43, que abarca los campos de Ishpingo, Tambococha y Tiputini.
Ahora, PetroEcuador y el gobierno ecuatoriano tienen un año (considerando días laborables) para seguir las operaciones, tiempo en que concluyen los contratos vigentes en esa región. Luego, deben dar paso al cese de actividades extractivas, desinstalar la infraestructura petrolera e iniciar la restauración del paisaje.
La resolución que tomó el pueblo ecuatoriano sobre el combustible fósil tiene como objetivo la protección de los pueblos que viven aislados en esta área: los tagaeri, taromenaneya y dugakaeri. Para estos grupos, las actividades extractivas eran una amenaza latente contra el aislamiento que mantienen de forma voluntaria desde hace años; de hecho, la instalación de plataformas, maquinaria, la construcción de caminos y sus dinámicas, impuestas desde 2016 en esta zona de la selva, ya habían fragmentaron a los clanes indígenas.
Pero esta decisión también es una medida de protección para la valiosa y abundante biodiversidad que habita en el Yasuní e, incluso, una medida efectiva contra el cambio climático. cada barril de crudo pesado extraído del Yasuní genera, al quemarse, 481 kilos de C02. La decisión de Ecuador mantendrá sepultados más de 700 millones de barriles.