La región rechazó la independencia por un margen amplio y optó por seguir en el Reino Unido tras la promesa de recibir más competencias, un desenlace recibido con alivio por Londres, Madrid y Bruselas.
El 55.3 % de los escoceses votó el jueves “no”, según el resultado final del escrutinio, informó hoy la comisión electoral en Edimburgo. Fueron dos millones de votantes los que se opusieron, mientras que 1.6 millones de escoceses sufragó a favor de la independencia. La participación fue del 84.6 por ciento, algo por debajo de lo que se había estimado. El movimiento independentista se impuso en el mayor distrito electoral, el de Glasgow, con el 53.5 por ciento de los votos, pero en total sólo ganó cuatro de los 32 distritos electorales.
Tras el “no”, el primer ministro británico David Cameron prometió más derechos para Escocia. Anunció que las negociaciones para una traspaso de más competencias entre Londres y Edimburgo comenzarán en noviembre. Para enero debería estar listo el proyecto de ley que fija las nuevas normas, anunció en Downing Street.
“Ha llegado la hora para nuestro Reino Unido de unirse e ir hacia adelante”, dijo Cameron. “El debate ha quedado zanjado, por una generación y quizás, como dijo Alex Salmond, para toda la vida”, agregó. Cameron defendió la decisión de conceder a Escocia la posibilidad del referéndum porque el Partido Nacional Escocés (SNP) ganó las elecciones de 2011 con mayoría absoluta y la independencia en su programa.