El papa Francisco mantuvo ayer, por primera vez en su pontificado, que inició en marzo de 2013, un encuentro histórico con seis víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero y les pidió perdón por estos “pecados de omisión”.
“Humildemente pido perdón”, dijo el Papa argentino, quien reconoció que los líderes de la Iglesia “no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso”.
Las víctimas, dos ciudadanos alemanes, dos ingleses y dos irlandeses, asistieron ayer a una misa celebrada por el pontífice en su residencia, la casa Santa Marta. En un sermón “duro, denso y muy significativo”, en palabras del vocero del Vaticano, Federico Lombardi, Jorge Bergoglio condenó estos “crímenes graves, que tanto sufrimiento han causado” a las víctimas y a sus familias, y admitió que “los pecados de abuso sexual de menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios”.
“En algunos, el abandono han erosionado su fe en Dios”, aseguró el Papa en un discurso en español. “Muchos de los que han sufrido esta experiencia —añadió— han buscado paliativos por el camino de la adicción. Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en la conciencia mía y de toda la Iglesia”.
“Han violado la inocencia”. Asimismo, Bergoglio expresó su “angustia y dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables”. Francisco condenó estos actos que, sostuvo, “han dejado cicatrices para toda la vida”.