La Universidad de Birmingham ha hallado en su biblioteca uno de los fragmentos del Corán más antiguos del mundo. Se creen que data de los 20 años siguientes a la muerte del profeta Mahoma, en 632, y que el copista pudo haberlo conocido y escuchado predicar.
El documento, dos páginas escritas con tinta sobre piel de cabra u oveja, formaba parte de la llamada Colección Mingana, unos 3.000 documentos procedentes de Oriente Medio recopilados en los años 20 del siglo pasado por el sacerdote caldeo Alfonso Mingana, nacido en Mosul, hoy parte del atribulado Irak. La profesora Alba Fedeli sintió curiosidad por el viejo texto, escrito hermosamente en hijazi, una forma primitiva de árabe, y solicitó que fuese sometido a la prueba del radiocarbono para datar su antigüedad. Así se hizo, en un acelerador de la Universidad de Oxford, que ubicó el documento entre los años 568 y 645. Los estudiosos de Birmingham se quedaron boquiabiertos: «No lo esperábamos ni en nuestros mejores sueños».
La comunidad musulmana ha saludado el descubrimiento con alegría. El líder de la mezquita local asegura que lloró de emoción al ver el fragmento, que recoge las suras de 18 a 20, y lo hace además de manera casi idéntica al Corán que se reza y estudia en nuestros días. Los musulmanes británicos han pedido que sea expuesto y así se hará, en octubre en el Instituto Barber de Birmingham.
Según la tradición, Mahoma recibió «la revelación» entre 610 y 632, el año de su muerte. «Seguramente el escribano vio a Mahoma, lo oyó predicar, puede incluso que lo tratase», ha declarado a la BBC el profesor David Thomas, experto en cristianismo e islam.
Se cree que el texto data de la época de los tres primeros califas, que gobernaron a la comunidad entre 632 y 656. Las copias definitivas del Corán fueron encargadas por el califa Uthman ibn Affan.