A 224 años de su descubrimiento en la Plaza Mayor de la Ciudad de México, la Piedra de Sol se exhibe en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología como símbolo del conocimiento astronómico que desarrolló la sociedad mexica antes de la conquista española.
En un comunicado, el INAH apuntó que el monolito de 24.5 toneladas y 3.6 metros de diámetro fue localizado de manera fortuita el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la ciudad de México.
Bertina Olmedo Vera, arqueóloga e investigadora del Museo Nacional de Antropología detalló en su texto “Piedra del Sol” que los conquistadores removieron el monolito del recinto sagrado y lo colocaron en la Plaza Mayor (hoy Zócalo), al poniente del palacio virreinal.
En este lugar permaneció varias décadas hasta que en la segunda mitad del siglo XVI, el arzobispo fray Alonso de Montúfar mandó voltearla y enterrarla, pues decía que la piedra había sido obra del demonio y ejercía mala influencia en los habitantes de la ciudad.
La pieza fue descubierta en 1790 y fue empotrada de manera vertical en la torre poniente de la Catedral Metropolitana, donde permaneció por casi 100 años, hasta que en 1885 la piedra fue trasladada a la Galería de Monolitos del Antiguo Museo Nacional, en la calle de Moneda del Centro Histórico.