El cineasta mexicano Gabriel Ripstein debutó este 2015 con el pie derecho como director de cine con su ópera prima “600 millas” que es protagonizada por Tim Roth y Kristyan Ferrer, llega a las salas de cine mexicano este viernes 4 de diciembre para la cual la noche del miércoles tuvo su premier nacional en Cinépolis Plaza Carso.
En entrevista con Crónica, Ripstein y los protagonistas compartieron su experiencia en la realización de este filme sobre el tráfico de armas en la frontera con Estados Unidos que, además de los premios internacionales obtenidos como el de Berlinale, a Mejor Ópera Prima, también es la representante de México de cara la próxima entrega de los Premios Oscar a Mejor Película de habla no Inglesa.
“Yo viví en Estados Unidos mucho tiempo y no me deja de sorprender el apetito feroz que tienen los estadunidenses por las armas, y el acceso inmediato y tan enorme a que cualquier ciudadano con una licencia de conducir se pueda hacer con un arsenal, por un lado tienes eso y por el otro hay una serie de regiones del país en las que el crimen organizado también es consumidor de esas armas. Hay violencia en este país y yo veía que nadie se cuestionaba de donde venían esas balas que matan gente… vienen de Estados Unidos”, comentó el realizador en entrevista con Crónica.
En su visita a Morelia, el aclamado actor Tim Roth (actor de Perros de reserva y Pulp fiction, con Quentin Tarantino y La leyenda de 1900, de Giuseppe Tornatore) también habló de su participación con Gabriel Ripstein, “todo comenzó cuando estaba filmando Chronic, con Michel Franco, se acercó Ripstein para trabajar en 600 millas y se ha convertido en una de mis grandes experiencias por los logros que ha cosechado a lo largo de este año”, expresó.
La cinta se desarrolla a través de la historia de Rubio (Krystian Ferrer), un joven traficante de armas que es vigilado de cerca por el veterano agente federal Hank Harris (Tim Roth), que un día, en un descuido mientras trataba de atraparlo, se convierte en presa del delincuente y es secuestrado. El joven decide conducir 600 millas por el desierto de Arizona a México para entregar al policía a su jefe pero el camino cambiará la percepción de su vida.
“La anécdota surge de una serie de ideas que me dan vueltas por la cabeza, la relación binacional contada a través de este fenómeno que es el tráfico ilegal de armas que viene de Estados Unidos a México, al menos yo no había visto que se hablara del tema en el cine. En México se habla del narcotráfico, de la inmigración, pero no hablamos de las armas. Ese fue el punto de partida, de alguna forma a través de estos dos personajes hablar de dos países”, enfatizó el realizador.
“Me aproximo al tema con responsabilidad sin poner el dedo en señalar culpas, sin decir que son los gringos o los mexicanos, sino que es una corresponsabilidad, y esa seriedad con la que yo quiero acercarme a un tema complejo dictamina todas las decisiones formales de esta película”, añadió el cineasta.
Sobre el mensaje, Ripstein explicó que espera que en Estados Unidos tenga una respuesta favorable a pesar de que se habla de un tema que los afecta socialmente tanto como a México, “las sensibilidades se hieren cuando se hablan de cosas reales y la película no busca ser sensacionalista sino mostrar una realidad, esto es lo que pasa en el país y es duro, no estoy inventando nada, incluso los vendedores de armas reales que nos ayudaron para la filmación leyeron el guión y nos dijeron que sí, que así pasa en la realidad”, concluyó.