A 20 años de su muerte, el 19 de abril de 1998, la palabra poética de Octavio Paz fue recuperada hoy en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Ante la presencia de Lydia Camacho, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, media docena de personalidades leyeron poemas del premio nobel de literatura 1990, seleccionados por ellos mismos.
De entrada Eduardo Matos Moctezuma dijo no ser literato, sino “un simple arqueólogo”, de allí que escogió una serie de poemas muy breves, todos con tema prehispánico. Preguntó, ¿por qué tiene que morir el buen poeta?, a lo que contestó, “porque al morir entra en la inmortalidad”, paradoja que resuelve Paz con “dos pensamientos prometedores”.
El arqueólogo agregó que Paz supo captar perfectamente el vínculo entre la vida y la muerte, concepción que se tenía en el mundo prehispánico de cómo al morir los individuos tienen que regresar al vientre materno, al lugar de origen.
El novelista y ensayista Alberto Ruy Sánchez señaló que hoy, 10 de junio, es el aniversario del día que vio por primera vez a Paz. Fue en una mesa redonda celebrada en el Auditorio Justo Sierra en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México:
“Era jueves de Corpus de 1971 y se vivía en México un momento muy similar al que vive ahora toda la gente que quiere creer que López Obrador representa una resurrección del sistema político, lo que se llamó la apertura democrática. Lo que hubo fue la liberación de los presos políticos del 68 acusados del delito de disolución social. En medio de las discusiones nos llegó la noticia de la matanza de estudiantes frente a la Normal.
“Paz se pronunció claramente. Dijo, estoy a favor de que liberan a los presos políticos, sin embargo no estoy a favor del régimen. Estoy fuera del sistema político mexicano y mi apoyo es por las acciones concretas. Para mí la gran lección es que se dedicó a reflexionar sobre qué es el sistema político mexicano. La respuesta temporal a esa pregunta es El ogro filantrópico”. Ruy Sánchez leyó la letra de una canción que Paz escribió en 1943 para Jorge Negrete en la película «El rebelde».
En seguida, el poeta Ricardo Yáñez retomó el comentario sobre la mesa redonda del Auditorio Justo Sierra: “Estuve allí. Llegaron los estudiantes. Recuerdo muy bien una mancha de sangre grande en el pantalón de uno de ellos. Paz no quiso leer. Se detuvo, agitando sus cuartillas dobladas en el aire, y dijo, ante cosas así la poesía debe callar”.
La poeta, ensayista y traductora Pura López Colomé, quien no conoció personalmente a Paz, sí lo ha hecho por medio de su literatura y, sobre todo, su poesía. “Es de estos poetas que van a estar conmigo para siempre”. También participaron en la lectura la escritora e investigadora Fabienne Bradu y el poeta y promotor cultural Sergio Mondragón.