La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva ya años advirtiendo que la resistencia a los antibióticos constituye ‘una crisis sanitaria global que supone uno de los mayores desafíos para la salud’. Y es que la cifra de especies bacterianas que desarrollan resistencia a los antibióticos es cada vez mayor. Una situación, además, que parece que se agravará, y mucho, en un futuro próximo. Más que nada porque el número de estudios en marcha para desarrollar nuevos antibióticos es nimio. Entonces, ¿qué se puede hacer? Pues buscar aquellos antibióticos ‘naturales’ y han sido utilizados desde tiempo inmemorial por los seres vivos para hacer frente a las bacterias. Por ejemplo, por las hormigas, que llevan sobre el planeta más de 100 millones de años. De hecho, como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh , muchas especies de hormigas producen antibióticos muy potentes que podrían ser utilizados para tratar las infecciones bacterianas en los humanos, muy especialmente aquellas que ya han desarrollado resistencias a los antimicrobianos actualmente disponibles.
Como explica Clint Penick, director de esta investigación publicada en la revista «Royal Society Open Science», ‘nuestros hallazgos sugieren que las hormigas podrían ser una fuente futura de antibióticos para ayudar a combatir las enfermedades humanas’.
Y estos antibióticos de las hormigas, ¿son de amplio espectro? Es decir, ¿son eficaces frente a muchos tipos de bacterias? Pues la verdad es que no se sabe. Y es que en el estudio tan solo se evaluó una única especie bacteriana. Por tanto, hacen falta más investigaciones al respecto.
Como concluye Adrian Smith, «nuestro siguiente paso será evaluar este efecto antibiótico con otras bacterias, determinar qué sustancias están produciendo este efecto y en qué condiciones se producen, y explorar qué estrategias alternativas emplean las hormigas para defenderse frente a los patógenos bacterianos».