El país nórdico, con menos de medio millón de habitantes, tiene prácticamente derrotado el virus. Solo 20 casos confirmados a día de hoy, mientras en el karaoke los jóvenes se besan y se abrazan. Las salidas nocturnas, conciertos y restaurantes están de vuelta. Apenas 6,119 casos en toda la pandemia (una primera ola entre marzo y abril y la segunda entre septiembre y noviembre) y solo 29 fallecidos: el último, a finales de diciembre. Con esto, la cifra de muertes por COVID es de 8,5 por cada 100.000 personas.
Uno de los motivos por los que Islandia ha triunfado en su lucha contra el SARS-CoV-2 es la preparación, como asegura el epidemiólogo jefe del país, Thorolfur Gudnason, a BBC. «Me he estado preparando para esta pandemia durante 15 años«. En su caso, no hubo dudas: cuando saltaron las alarmas, fue puesto al cargo de la pandemia.
«Decidimos de inmediato lo que haríamos: realizar pruebas, rastrear contactos y aislar a todos los diagnosticados. Hicimos esto de manera agresiva, desde el primer día». Un equipo de rastreo compuesto por detectives en la vida real y que empezó a funcionar antes del primer caso en el país.
tras conseguir hacer desaparecer el virus de la circulación en el país, el control se centra sobre el aeropuerto: desde junio, todo el que ingresa en el país deben hacerse una prueba PCR allí mismo y son sometidos a cuarentena.
Una clave que entendieron pronto, a los pocos meses: si la sociedad quería abrir, se debía controlar las entradas. «Han sido los científicos quienes han creado las reglas, no los políticos. Eso importa. Ellos saben de lo que están hablando, los políticos no», indica Thorsteinsson. Estos no forman parte de las reuniones informativas diarias.
Con información de AS Diario.