Las acelgas son a las verduras como la merluza al pescado. Pura insipidez. En el caso de la segunda, reconozco que su carne es delicada y con una textura especial, pero me parece insípida frente a otras especies que concentran el sabor del mar. Tal vez la asocio con aquellas hervidas que nos preparaban cuando estábamos enfermos. Y lo mismo ocurre con las acelgas, para mí las más insípidas de las verduras. Y sin embargo entre las más consumidas. Tal vez por su precio, tal vez porque es una de las pocas hortalizas cuya temporada se prolonga todo el año. Acelgas, como la merluza, vinculadas también a platos de la memoria infantil, cuando nos las hacían cocida o salteadas con ajo.
Son insípidas, pero también digestivas, laxantes, diuréticas… Los árabes, de los que procede la palabra acelga, descubrieron su gran valor nutritivo y medicinal. Algo bueno tenían que tener, además de su precio, facilitado por su fácil cultivo y abundante producción. En realidad tienen otra cosa buena, sus pencas. Su textura carnosa y su suavidad las hacen mucho mas agradables a la hora de comer. Rellenas de jamón y queso, rebozadas y fritas son un buen bocado, aunque se pueden preparar de otras muchas maneras. Pero es que la penca no sabe a acelga.