El jurado calificador decidió que la autora tenía los méritos necesarios sobre los 55 autores propuestos este año para recibir el galardón, luego de “una carrera literaria marcada por la originalidad y la sutileza de su estilo, la independencia de criterio y una inmensa humanidad para acercarse a los temas tratados en su obra y en la presentación de los personajes que la protagonizan.
Raúl Padilla López, presidente de la FIL Guadalajara, informó que en total se recibieron 68 propuestas de 18 países, en las cuales estuvieron representados 55 escritores y siete idiomas: catalán, español, francés, italiano, rumano, portugués y gallego. Las postulaciones fueron inscritas por instituciones culturales y educativas, asociaciones literarias, editoriales y los propios miembros del jurado.
Se ponderó que la escritora no sólo sea una de las principales en lengua portuguesa por su obra novelística, sino también poética, ensayística y teatral. Su novela A costa dos murmúrios (1988), escrita a raíz de su estancia en Angola y Mozambique en pleno proceso de descolonización, le ha valido desde entonces un respeto unánime de la crítica literaria.
En conferencia de prensa virtual para dar a conocer el fallo, Lídia Jorge dijo que dedica este premio a los escritores portugueses de su generación, entre ellos José Saramago y Antonio Lobo Antunes, y ponderó la importancia de la literatura en lenguas romances, “que tienen, sobre todo lenguas, que se dicen barrocas, que se dicen también lenguas metafóricas.
Mi literatura proviene de la vida; hay escritores cuyos libros vienen desde la erudición. También lo hago, pero mi escritura nace del suelo, de la tierra, del pueblo, de la gente que veo, de mis vecinos
, definió la autora.
Sobre la literatura mexicana, destacó a escritores como Juan Rulfo o Carlos Fuentes, pero también la poesía de Octavio Paz y José Emilio Pacheco, quienes han sido por años compañeros por la noche en la mesa al lado de mi cama
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Respecto del significado de la literatura en tiempos de la pandemia por Covid-19, la novelista portuguesa dijo que se trata de un acto de resistencia absolutamente indispensable, y que contribuye al rescate de la propia literatura “como la disciplina fundamental para todas las artes.