Caminaron durante siete días para llegar ayer a la capital mexicana, subirse a un templete y en una sola voz decir que la misión de su movimiento es: “Ni un desaparecido más”. Exigen justicia para los normalistas, porque, hasta entonces, “México estará de luto”.
Su mensaje de indignación atravesó 195 kilómetros desde Iguala, Guerrero, hasta el Distrito Federal. Aun así, el vocero de la caravana, Pepe Alcaraz García expuso que el cansancio es en lo último que pensaron.
Sin embargo, la organización guerrerense también llegó con propuestas, en las que están el integrar un Registro Ciudadano de Desaparecidos y un movimiento nacional de organizaciones sociales “para dar voz al poder ciudadano”.
Explican que si el Estado no integra un listado con nombres y fotografías de los desaparecidos en el país, la sociedad civil es quien debe darle “rostro” a las cifras.
Y como acción directa, adelantaron que en los próximos días darán a conocer un sitio de internet donde se construirá el listado ciudadano de los desaparecidos.
En su último tramo la caravana partió con menos de 150 personas desde la Iglesia de San Agustín, en Tlalpan, a las 8:30 de la mañana de ayer.
Frente al templo, José Alcaraz reiteró el mensaje de un día anterior del movimiento durante su parada en el estado de Morelos: “No creemos la versión oficial, los queremos vivos.
“Caminamos por los desaparecidos: 43 estudiantes, jóvenes, hijos de este país de quienes nos dijeron hace dos días que fueron asesinados y sólo encontraron sus huesos y sus cenizas. Ésa es una ofensa”, manifestó.
El contingente caminó por la Calzada de Tlalpan durante casi cuatro horas y en su trayecto se toparon con muestras de solidaridad de algunos capitalinos.
Y es que algunas familias aparcaron inesperadamente su auto para dar fruta, pan, café y agua a los caminantes. Al mismo tiempo otros se fueron uniendo mientras avanzaban.
A las 12:45 horas un contingente superior a 500 personas llegó a la Plaza de la Constitución, y una conglomeración superior ya los esperaba.
Después, Juan Carlos Bautista, integrante del Consejo Estatal de Organizaciones Sociales (CEOS), reclamó que este país “no puede caminar si no tiene la verdad en las manos”.
Alcaraz y los integrantes del movimiento #43×43 sostienen que su iniciativa no surgió para ir en contra de políticas del gobierno sino para coadyuvar con el Estado para que éste dé respuestas y acciones claras.
“Nosotros le tomamos la palabra al Presidente en hacer un pacto de seguridad, pero éste debe ser construido de abajo para arriba, no sólo entre las cúpulas del poder, porque no funciona.”
Por último, aseguraron que en sus próximas acciones seguirán trabajando para convocar la unión de las organizaciones civiles, pedir una audiencia con el Presidente, y al presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia.