El arribo del jazz en la Ciudad de México en los años sesenta del siglo pasado en restaurantes de la colonia Guerrero en donde tocó Ella Fitzgerald o de la colonia Extremadura donde se presentó Tino Contreras, la historia de la disquera Discos Corasón que este año sus grabaciones fueron incorporadas al acervo Memoria del Mundo de la UNESCO, así como la lista de museos que se transforman en salas de conciertos de música experimental, son algunos temas que de los seis libros que conforman Local. Guía de la Ciudad de México. Edición Especial Música.
En palabras de la editora Annuska Angulo, estos cuadernillos son una antología de la música en la capital, por ello, se dividen por género: popular, tropical, hip hop, experimental & clásica, rock & jazz y electrónica. A su vez, cada uno contiene la historia de los subgéneros que se han creado a partir de dichos ritmos, los festivales que se organizan, las tiendas en donde se consiguen los discos, los foros en donde se ofrecen conciertos, entrevistas a músicos y los hallazgos que los compiladores encontraron al hacer esta edición.
“Es una antología de lo que hay en la ciudad, que va desde el son huasteco, el jazz, lo experimental que es lo menos escuchado, hasta lo más producido —tanto en México como en Estados Unidos— que es la música de banda. Pero hay espacio para todo, incluimos el universo de la música clásica que es importante para la historia del país pero no tiene tanta programación como debería, de ahí que los grandes talentos trabajen en el extranjero”, comenta la editora.
La editora señala que otro sonido que gusta a los capitalinos, es lo que se llama popular, en donde entran los sones, sonideros, marimba, mariachi, banda, trío y la música de los organilleros. “Un lugar que descubrí al hacer esta guía y me pareció increíble fue La Cantera Huasteca, ubicado detrás de La Villa, en un barrio llamado Estanzuela porque vas ahí y es entrar a Veracruz, todos bailando son”, comentó.
Finalmente, lo menos escuchado por los capitalinos es la música experimental, no obstante lo interesante de este género, añade Angulo, es que los músicos se apropian de espacios no convencionales como estacionamientos o museos. “Es el caso de Ex Teresa Arte Actual, Museo del Chopo, el Bosque Sonoro de Chapultepec y el Espacio Sonoro del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, es decir, recuperan espacios académicos para convertirlos en foros acústicos”.