El aburrimiento no está muy bien visto. De hecho, se deduce que si tenemos demasiado tiempo para ello es que no somos organizados, aplicados o productivos ya que aburrirse implica perder el tiempo, vaguear y no hacer nada. Incluso en ocasiones podemos aburrirnos de estar aburridos…
Pero más allá de esta concepción negativa del aburrimiento, ¿y si ocasionalmente este tuviera sus beneficios? ¿Alguna vez lo habías pensado? Quizás hoy descubras que el aburrimiento no es tan malo. Veamos de qué se trata.
Aburrirse implica que tenemos tiempo y no hay mejor formar de aprovecharlo que dedicándonos estos momentos a nosotros mismos. Por ejemplo, no hacer nada tras una estresante y pesada jornada laboral o un día ajetreado es la mejor opción para liberarnos del agotamiento y el cansancio mental que experimentamos. Porque aunque es necesario tener responsabilidad y cosas que hacer, aburrirse es fundamental para desconectar.
Ahora bien, esto no implica perder el tiempo. Estos momentos podemos aprovecharlos para salir, leer ese libro que tanto queríamos o hacer aquello que cuando estábamos ocupados no podíamos hacer… En definitiva, hacer del aburrimiento algo productivo aunque solo sea para pensar y divagar. Además, tras estos periodos descubriremos como nuestro cuerpo nos pedirá actividad y dinamismo y seremos capaces de responderle con una energía renovada.
Que el aburrimiento sea negativo o positivo solo depende del significado que le demos. Puede ser un espacio vacío sin sentido o por el contrario un espacio de descanso y exploración personal que nos permita reflexionar e incluso ayudar a tomar decisiones sobre nuestra vida.
El aburrimiento es una oportunidad para conocernos mejor que nos ayuda a organizarnos y a ver las cosas más claras. Un buen momento para ver cómo va nuestra vida, qué nuevas expectativas tenemos y qué queremos hacer…
Cuando nos aburrimos quizás nos preguntemos por qué nos encontramos así, para obtener una respuesta podemos pensar qué debemos cambiar para que la situación sea de otra manera. Es decir, podemos aprovechar esos ratos aburridos para reflexionar sobre alternativas a este estado. Porque aunque hemos dicho que el aburrimiento ocasional tiene sus beneficios, no ocurre lo mismo cuando se prolonga en el tiempo.