Testigo de la descolonización de los años 50 y 60, apasionado por el budismo y la ecología, así como viajero incansable que recorrió el mundo siempre atento a los instantes que deseaba capturar, el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson “es el ojo del siglo XX” y llega a Bellas Artes.
Así lo aseguró esta noche Clément Cheroux, curador de la exposición “Henri Cartier-Bresson. La mirada del siglo XX”, que esta noche se inauguró en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
En entrevista, el curador recordó al fotógrafo francés como un personaje complejo, cuyas imágenes van de la estética surrealista al fotorreportaje, pasando por un estilo intimista que congeló el tiempo a lo largo de siete décadas.
A 10 años de su muerte, Cartier-Bresson regresa al Palacio de las Bellas Artes tras 80 años de haber expuesto por primera vez, en 1935, cuando su obra se exhibió junto a la del llamado “poeta de la luz”, Manuel Álvarez Bravo (1902-2002).
En esta ocasión, se presenta una retrospectiva de quien fue considerado por sus pares como “el padre del fotoperiodismo”, que muestra la riqueza de su obra y diversidad de su trayectoria como fotógrafo.
“Esta exposición propone una nueva mirada sobre la obra de Cartier. Hasta ahora la mayoría de las retrospectivas de su obra intentaban mostrar la unicidad de su obra, como si el artista fuera el mismo desde 1930 a 2004, pero en esta muestra mostramos que no hay un solo Cartier, sino varios”, dijo Cheroux.
La exhibición, con la que concluye el programa entre México y Francia “Mano a mano”, está integrada por imágenes, videos, cuadros y dibujos, los cuales conforman los tres núcleos que reflexionan sobre la relación de Bresson con el surrealismo; su visión política; y por último su periodo dentro de la agencia Magnum.
“Primero tenemos a un Cartier surrealista en los comienzos de los años 30, luego un Cartier comprometido con los comunistas en la segunda mitad de los años 30 y al final, un gran fotorreportero que capturó el mundo”.
El curador explicó que son tres Cartier diferentes, que cambian de estilo, de la manera de fotografiar, ese es el reto de esta exposición, decir que no podemos reducir a Cartier a un solo estilo, sino que en Cartier es una personalidad, un fotógrafo complejo y muy rico.