El estadounidense John Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino obtuvieron este miércoles el premio Nobel de Química, por la invención de las baterías de litio, presentes en numerosas tecnologías de la vida diaria.
«Este tipo de batería ligera, recargable y poderosa es ahora utilizada en todas partes, en teléfonos y ordenadores y vehículos eléctricos», explicó la Academia sueca, que otorga el premio.
«Pueden también conservar cantidades significativas de energía solar y eólica, abriendo la vía a una sociedad liberada de energías fósiles», agregó.
En la estela de las crisis petroleras de los años 1970, Stanley Whittingham inició la búsqueda de fuentes de energía no fósiles. Creó así un cátodo innovador en una batería de litio a partir de disulfuro de titanio (TiS2).
John Goodenough, que se convierte a los 97 años en el más anciano de los ganadores de toda la historia de los Nobel, predijo luego que las propiedades de este cátodo podían ser aumentadas si se producía a partir de óxido metálico en lugar de disulfuro.
En 1980, demostró que la combinación de óxido de cobalto y de iones de litio pueden producir hasta cuatro voltios. Akira Yoshino creó luego la primera bateria comercial en 1985.
En una reciente entrevista, Yoshino, de 71 años, respondió a una pregunta sobre qué tipo de investigador era y dijo que cualquier científico necesita tener dos cualidades. «Una es el cerebro flexible. Flexibilidad. La otra es tenacidad. Hay que ser persistente y no abandonar nunca», dijo.
Yoshino trabaja en la empresa Asahi Kasei de Tokio y es profesor en la universidad de Meijo, en Nagoya.
Por su parte, Whittingham, de 77 años, es profesor en la universidad de Binghamton, en Nueva York.