Investigadores del Centro Oncológico Kimmel de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, desarrollaron un análisis de sangre que sirve para detectar ocho tipos de cáncer comunes e identificar la ubicación de los tumores. Los cánceres que se pueden detectar son los de ovario, hígado, estómago, páncreas, esófago, colon, pulmón y mama.
El análisis se llama CancerSEEK y es una prueba no invasiva diseñada para encontrar ocho tipos de proteínas cancerígenas que anuncian la presencia de mutaciones genéticas que causan cáncer. Las proteínas están presentes en el torrente sanguíneo. Los ocho tipos de cáncer que se pueden detectar son causa del 60 por ciento de los casos de cáncer en Estados Unidos y cinco de ellos no cuentan con una prueba bioquímica de detección.
Inicialmente, los investigadores exploraron varios cientos de genes y 40 marcadores proteínicos reduciendo el número a segmentos de 16 genes y ocho proteínas. Este análisis molecular es distinto a otros tipos de pruebas que dependen del análisis de grandes cantidades de genes cancerígenos para la identificación de metas terapéuticas de valor práctico.
La media de sensibilidad diagnóstica, o la habilidad de encontrar un cáncer, fue de un 70 por ciento y osciló entre un 98 por ciento para el cáncer ovárico y una lectura baja de 33 por ciento para el cáncer de mama. De los cinco cánceres para los cuales no existe una prueba diagnóstica: ovárico, hígado, de estómago, pancreático y de esófago, la sensibilidad diagnóstica osciló entre 69 por ciento y un 98 por ciento.
“Una innovación de nuestro método de clasificación es que combina la posibilidad de observar varias mutaciones de ADN junto a las concentraciones de ciertas proteínas, para tomar una decisión final”, comentó el doctor Cristian Tomasetti, profesor adjunto de oncología y bioestadística, quien desarrollo el algoritmo.
Agregó que otro aspecto novedoso de la nueva estrategia es que utiliza el aprendizaje automático para permitir que la prueba detecte con exactitud la ubicación de un tumor, incluso en las zonas anatómicas más pequeñas, en un 83 por ciento de los pacientes.