La Asamblea General de la ONU se unió hoy para condenar la destrucción y el saqueo del patrimonio histórico de Irak perpetrada por el Estado Islámico (EI) y exigir medidas para proteger la herencia cultural en ese y otros países ante el azote de los yihadistas.
Por unanimidad, los miembros de las Naciones Unidas aprobaron un texto que, pese a no ser vinculante, deja clara la indignación de la comunidad internacional y la voluntad de frenar en lo posible el problema.
«La destrucción del patrimonio cultural, que es representativo de la diversidad de la cultura humana, borra la memoria colectiva de una nación, desestabiliza a las comunidades y amenaza su identidad cultural», señala la Asamblea en la resolución, impulsada por Alemania y el propio Irak.
El texto afirma que los ataques intencionados contra monumentos, piezas de arte y otras representaciones del patrimonio pueden ser considerados «crímenes de guerra» y los responsables deben ser perseguidos y llevados ante la Justicia.
La ONU reacciona así a las repetidas imágenes que han llegado desde Oriente Medio en los últimos meses, en las que se pudo ver, por ejemplo, a extremistas destruyendo a golpes estatuas y otras piezas de museos y sitios arqueológicos en Irak.
Desde finales de febrero, los radicales han destruido las ruinas asirias de Nimrud del siglo XIII a. C. y de la ciudad de Hatra, patrimonio de la humanidad de la Unesco; el Museo de la Civilización de la ciudad de Mosul, capital de la provincia de Nínive; y el yacimiento de Dur Sharrukin, capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 – 705 a. C.).
«Creemos que es importante para la civilización de todo el mundo. Esto es de Irak sólo hasta cierto punto», señaló el embajador iraquí ante la ONU, Mohamed Ali Alhakim, que consideró que la resolución puede servir de modelo para otros países como Siria, Mali, Yemen o Libia, entre otros.
Más allá de condenar esa destrucción en nombre de la religión, la Asamblea General llamó hoy la atención sobre el saqueo al que los yihadistas están sometiendo los territorios que tienen bajo su control, a menudo con el fin de vender piezas para financiar sus actividades.