La condropatía rotuliana es un problema que afecta no sólo a deportistas, ya que aunque puede aparecer por la práctica de deportes de impacto como es la carrera, responde en la gran mayoría de los casos a un mal funcionamiento de la rótula causado por un desequilibrio rotuliano o bien como consecuencia de un traumatismo o golpe. Según aclara el Dr. Vicente Concejero, Jefe de la Unidad de Rodilla de la Clínica CEMTRO, no todas las condropatías causan dolor, por ello es importante mantener fuerte la musculatura que rodea a esta articulación para que pueda dar soporte a la misma, evitando llegar a un punto de desgaste de cartílago muy avanzado. El traumatólogo recomienda realizar ejercicios de bajo impacto y aplicar frío en la zona tras la práctica de los mismos, haciendo uso de rodilleras en la medida de lo posible.
José Miguel del Castillo, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y entrenador personal aconseja también evitar actividades de alta carga cinética optando también por la elíptica o el remo. Son actividades que castigan poco la articulación debido a que no se produce rebote en la misma al practicarlas. Según apunta, la clave es fortalecer toda la musculatura que rodea a esta articulación, trabajando especialmente el cuádriceps y el glúteo medio, encargado éste último de mantener la buena alineación de la cadera, controlando la rotación hacia dentro de las rodillas que puede ir desgastando el cartílago con el tiempo.
El preparador físico propone un calentamiento previo que incorpore ejercicios de movilidad articular, complementados con un rastreo de rótula para aliviar la carga tensional de la misma, y con un masaje miofascial usando un cilindro de espuma. Para finalizar recomienda hacer el «estiramiento del triatleta» trabajando el Tendón de Aquiles y la fascia plantar, para conseguir una mayor flexión dorsal del tobillo.
Una vez realizado el calentamiento, el entrenador aconseja ejercicios para trabajar el cuádriceps, el glúteo medio (cara lateral del muslo) y el glúteo mayor, para darle mayor estabilidad a la articulación de la rodilla finalizando con unos estiramientos de isquiotibiales (parte posterior del muslo) y del Tendón de Aquiles.