Cuando llueve y se han dejado bolsas de basura en el patio por algunos días, es común que de ellas escurra un líquido maloliente que mancha el piso, esto pasa porque la basura orgánica ha empezado a degradarse. A partir de ese principio y de un “jugo de basura” mucho más concentrado llamado lixiviado, se puede generar gas metano como el que utilizamos comúnmente en los hogares.
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En el campus Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desarrollan desde hace tres años un sistema para degradar la basura orgánica y tratar aguas residuales, que como producto secundario, genera biogás compuesto principalmente por metano. El proyecto, que se encuentra en fase experimental, está a cargo del Departamento de Biotecnología de la UAM y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Energía y del Conacyt.
De acuerdo con el doctor Óscar Monroy, director del proyecto, el sistema implementado en la UAM Iztapalapa es factible a gran escala. Su meta a corto plazo es procesar una tonelada de basura diaria y poder almacenar el biogás en cilindros para su uso práctico. A largo plazo, afirma, el actual problema de almacenamiento de basura que padece el DF, podría solucionarse si se instalan nueve plantas que, siguiendo el mismo método de la UAM puedan degradar cada una, hasta 500 toneladas de basura al día.