Los novelistas engendran obras discursivas porque se centran en hablar sobre un asunto mientras que el arte auténtico no hace eso, aseguró el escritor español Enrique Vila-Matas (1948) al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.
Al arrancar las actividades de la 29 edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el autor cuya obra ha sido reconocida con diversos premios como el Rómulo Gallegos o el Médicis, recibió el citado galardón de manos del presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa
“Quiero hablarles sobre el futuro de la novela y quiero contarles como durante años imagine se presentaba el futuro. Sitúense en 1948 año en que nací y comenzó a sonar en las estaciones de música de Maryland la primera canción de rock and roll de la historia, era ‘Demasiado pronto para saberlo’, del grupo The Orioles”, dijo el autor.
Acompañado de diferentes personalidades como Fernando del Paso, Premio Cervantes de Literatura 2015, y la periodista Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, Vila-Matas también señaló que “la inteligencia es el arte de encontrar un pequeño hueco por donde escapar de la situación que nos tiene atrapados y siempre he tenido la suerte de acabar encontrando el hueco mínimo que me llevaba a un nuevo libro”.
“Y quizá, agregó, los callejones sin salida han sido el motor central de mi obra y por eso no me extraña que ahora me quiera complicar la vida y hablar sobre el futuro, estoy acostumbrado a relacionarme con él”.
El galardonado habló sobre cómo le gustaría escribir en el futuro: “Me gustaría ahora escribir alzándome sobre la pesada vida terrestre, pero en caso de lograrlo, coincidiría mi itinerario con los trayectos nocturnos que sospecho, seguirá la novela del futuro”, indicó.
El español se refirió a un relato de Mario Lebrero, respecto que “los escritores son presa fácil de las depresiones, porque no pueden tolerar la idea de vivir en un mundo estropeado por los imbéciles… En un mundo en el que quienes leen son una pavorosa minoría, un escritor ya bastante hace con sobrevivir”.
Consideró que aunque cada día son más difíciles de encontrar, todavía quedan algunos escritores “de antes”, que son supervivientes de una especie en extinción.
En su intervención, el crítico literario Christopher Domínguez elogió el trabajo literario de a quien llamó “un símbolo de la universalidad de Barcelona”, al tiempo que pugnó por reclutarlo entre los autores “híbridos”.
“Al observar el arte contemporáneo, su obra es de las pocas que mira el presente, con animación y apetito, sin miedo, seguro de que el verdadero misterio sigue ahí, en la fijeza de la lengua impresa y su lectura a través del libro”, apuntó.