Vuelve ‘El nombre de la rosa’, ahora en miniserie

El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco, llegará a la pantalla chica cuarenta años después de su publicación como una alternativa de entretenimiento en esta cuarentena, para la nueva versión se incluyó en el elenco a John Turturro como el fraile franciscano William de Baskerville y Rupert Everett en el rol antagónico, Bernardo Gui.

La novela de Eco se convirtió desde su lanzamiento en un boom literario, por lo que seis años más tarde tuvo su primera versión en cine con Jean-Jacques Annaud a la cabeza y Sean Connery como protagonista. Al igual que la novela, la miniserie limitada de ocho capítulos desentraña las muertes ocurridas en 1327 al interior de una abadía italiana.

“Muchos de los diálogos de la serie son tomados directamente del libro de Umberto Eco, es un retrato bastante exacto y lo que traté de hacer (con el personaje) es no convertirlo en una persona malvada. Y eso ha sido escrito con bastante cuidado en el guion”, dijo Rupert Everett, sobre la serie que se estrena el 7 de mayo por StarzPlay.

Bernardo Gui fue un religioso dominico francés, que en la novela es presentado como inquisidor y némesis de Guillermo de Baskerville, “es el villano, quema a todos en la hoguera y le apasiona lo que cree en cuanto a la dirección que Iglesia debe tomar.  Tiene una misión muy clara, quiere deshacerse de la Orden Franciscana de los Monjes”, explicó.

Creo que él piensa que lo que hace está bien, lo cual es inimaginable para nosotros hoy en día, porque no tiene el mismo sentido de valía de la vida humana que nosotros tenemos. Es un programa realmente católico y yo tengo un contexto católico, estudié en un monasterio; así que la noción de catolicismo del medioevo es muy interesante”, agregó el actor.

Para dar forma a esta historia de época se requirieron de seis meses de rodaje de los cuales la mayor parte tuvo lugar en los estudios Cinecittà, en Roma, “he filmado cuatro o cinco películas ahí y esta es la primera serie de televisión. Filmar en Cincecittà es extraordinario, porque está casi en ruinas, hay algo triste, poético y de fin de siglo”, dijo.