El cúmulo de actividades que demanda la vida moderna nos orilla poco a poco a sucumbir ante el enemigo público número uno del siglo XXI: el estrés. Este cáncer social solo puede ser combatido con una poderosa herramienta: el descanso.
En estricto sentido, descansar es equivalente a “no hacer nada”. Ante esta afirmación, digna de reflexión, Fernando Zea plantea estas interrogantes:
¿Qué significa “no hacer nada”?
¿El descanso brinda la oportunidad de “no hacer” lo que comúnmente hacemos?
¿Cuál es la importancia ontológica y antropológica de “no hacer nada”?
Después de reflexionar, Fernando Zea propone que el descanso es la oportunidad para contemplar y analizar aquello que cotidianamente no llama nuestra atención. Darse tiempo para contemplarse a uno mismo genera la admiración y el asombro por el ser que somos. Descansar es darse la oportunidad de conectar con la historia propia, mirar el interior y juzgar el camino que hemos recorrido.
La falta de descanso es una de las causas de las atrocidades del mundo moderno. Veamos por qué:
- Sin descanso, el hombre se desarraiga de sus fundamentos más íntimos, pierde sus raíces, rompiendo con sus tradiciones y con lo sagrado.
- Al romper con su pasado, el hombre se condena a no tener origen, convirtiéndose en fugitivo de sí mismo.
- Como consecuencia esa huida, el hombre se hunde en la cultura de la vorágine u del ruido, que no permite la meditación, la autocomprensión y acalla el silencio.
Urge recuperar ese hermoso espacio de la existencia que nos permite ser plenamente personas. Descasar es la darse la oportunidad de volver a contemplar la vida desde lo más pleno de ella misma y es el punto de partida para recuperar el sentido de esta, que pasa por la contemplación, la admiración y el asombro por todo el misterio que se abre a nuestros ojos.
¡Feliz y pleno descanso!