Más de 1.500 científicos de Europa y Estados Unidos se reúnen esta semana en Ginebra para compartir sus avances en la búsqueda de nuevos planetas dentro y fuera del Sistema Solar, el estudio de los ya conocidos, o discutir sobre la edad de los anillos de Saturno, una cuestión a debate entre los astrónomos.
La reunión de seis días, tercera que celebran conjuntamente las principales organizaciones de estudios planetarios a ambos lados del Atlántico, gira particularmente en torno al estudio de los exoplanetas, aquellos fuera del Sistema Solar.
Aunque su existencia se conoce hace apenas 25 años, ya se han descubierto más de 4.000.
«Antes pensábamos que el Sistema Solar era único, que éramos una singularidad, pero ahora sabemos que no», dijo a Efe la científica Luisa Lara, del Instituto Astrofísico de Andalucía y una de las principales estudiosas de los planetas en España, quien asiste al encuentro ginebrino.
Muchos de los exoplanetas se han descubierto mediante la observación de las estrellas alrededor de las que orbitan y se ha podido establecer que son astros muy próximos a sus «soles», lo que provoca que sus temperaturas sean muy elevadas y sea difícil conocer su atmósfera, si son masas rocosas como la Tierra o si albergan vida, un extremo que buena parte de la comunidad científica contempla aún con escepticismo.
Pero la reunión de expertos también dedica buena parte de sus más de 60 conferencias a los planetas del Sistema Solar, en los que aún queda mucho por conocer, empezando por su número.
Si bien se mantiene la cifra oficial de ocho planetas (después de que Plutón fuera degradado en 2006 a «planeta enano» por la Unión Astronómica Internacional), en el actual encuentro se debate la existencia de un posible planeta del tamaño de Neptuno en una órbita lejana, según las teorías de algunos astrónomos.
El hasta ahora conocido como «planeta X», aún no observado y cuya existencia sólo se asienta en teorías matemáticas, estaría situado a 120.000 millones de kilómetros de la Tierra (800 veces la distancia entre el sol y la Tierra) y tardaría unos 20.000 años terrestres en trazar su órbita alrededor de la estrella solar.
La reunión también analiza actuales debates entre la comunidad astronómica mundial, como la edad de los anillos de Saturno, formados casi íntegramente de agua helada.
Recientes datos recogidos por la sonda Cassini hicieron pensar que se formaron en fechas relativamente recientes (hace unas decenas de millones de años, cuando los dinosaurios poblaban la Tierra), pero en la reunión de Ginebra varios científicos han cuestionado esos descubrimientos y creen que los anillos son mucho más viejos.
Fuera de la comunidad astronómica, muchos ven la investigación de planetas dentro y fuera de nuestro Sistema Solar como una búsqueda de posibles lugares donde asentar colonias humanas o explotar recursos, aunque los científicos se muestran más cautos y escépticos sobre esos temas tan retratados por la ciencia ficción.
«Cualquier cosa más allá de Plutón no es colonizable por el ser humano, y a Marte de momento se puede ir pero el problema es volver», opinó Lara, quien prefiere basar los propósitos de la planetología en «la curiosidad por conocer nuevas cosas, porque el día que no la tengamos nuestra sociedad estará abocada al fracaso».
Para la astrofísica andaluza, no sólo es necesario que en un planeta se encuentre oxígeno -elemento presente por ejemplo en la atmósfera de Marte- o agua con el fin de garantizar que sea colonizable, sino también debe probarse la existencia de campos magnéticos que protejan de letales partículas solares.
Ante la posibilidad de explotar recursos, que ya mueve los programas espaciales de países como China, la astrofísica admite que «ya se está empezando a hablar de posible minería en asteroides o en la Luna», aunque por el momento es difícil plantearse algo así más lejos de Marte.