Tras la designación en 1963 de México como sede de los XIX Juegos Olímpicos de 1968, las autoridades mexicanas de todos los niveles comenzaron a trabajar para darle forma al evento y convertirlo en un suceso histórico, no solo a nivel deportivo, sino también a nivel cultural.
Como parte de los preparativos para la justa olímpica, se proyectó uno denominado “La Ruta de la Amistad”, que consta de un complejo escultórico distribuido a lo largo de 17 kilómetros, desde lo que sería la Villa Olímpica hasta algunos de los recintos deportivos.
Luego de una serie de trabajos, que fueron desde la convocatoria para que los artistas plásticos presentaran una obra, estudios de diseño urbano, entre otros; fueron elegidas 19 esculturas monumentales creadas por artistas de: Australia, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, España, Estados Unidos, Francia, Hungría, Israel, Italia, Japón, Marruecos, México, los Países Bajos, Polonia, Suiza y Uruguay.
Así, La Ruta de la Amistad se convirtió en el corredor escultórico más grande del mundo, y este 12 de junio cumplió sus primeros 48 años y hasta la fecha sigue dando colorido al sur de la Ciudad de México, específicamente a la avenida Periférico Sur, donde se ubican la mayoría de las obras.
Cabe destacar que una de las piezas más reconocidas es la llamada El Sol Rojo, del estadounidense Alexander Calder, la cual se ubica en la explanada del estadio Azteca, sobre la Calzada de Tlalpan.