¿Cómo lee nuestro cerebro?

El cerebro está capacitado para muchas funciones. Permite interpretar lo que ves, enviar señales al resto del cuerpo para moverse y almacena información como si fuese una computadora, entre otras muchas habilidades.

Y el mundo de la ciencia está en constante estudio sobre este órgano clave del cuerpo humano para explicar lo que aún no conocemos sobre él.

¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos?

Uno de esos tantos descubrimientos responde a preguntas que quizás nunca te habías formulado: ¿El cerebro está diseñado para leer? ¿Cómo evolucionó?

En ocasión del Hay Festival de Arequipa le preguntamos eso, y más, a Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva y directora del Centro de Investigaciones sobre lectura e idioma de la Universidad de Tufts, (Massachusetts, EE.UU).

«Nunca fuimos diseñados para leer», dice la Dr. Maryanne Worlf. Wolf es además la autora del libro Cuentos de alfabetización para el siglo XXI, que trata, precisamente, de cómo el cerebro humano aprendió a leer.

¿Es verdad que el cerebro humano no estaba diseñado para leer?

Nunca fuimos diseñados para leer. Es una increíble y simple premisa que la gente nunca considera.

¿Por qué me duermo cuando leo y qué puedo hacer para evitarlo?

Entonces, ¿cómo evolucionó el cerebro y aprendió a leer?

La lectura es un invento cultural que, tal como la conocemos, comenzó hace aproximadamente 6.000 años.

Esto significa que el cerebro humano, que no cambia, nunca fue creado genéticamente para leer. No hay genes específicos para la lectura y no hay un centro o estructura en el cerebro que se dedique sólo a la lectura.

Al estudiar cómo lee el cerebro, en realidad lo que se está estudiando es cómo el cerebro aprende algo nuevo, cualquier cosa fuera de su repertorio de la función de intersección cognitiva y lingüística. Y ahí es cuando empiezas a entrar en el área de la neuroplasticidad.

La edad en casi todo el mundo para aprender a leer es entre los 5 y los 7 años, aunque puede depender de acuerdo al idioma.

La plasticidad que tiene el cerebro nos permite tres cosas muy importantes:

El primer principio del diseño del cerebro es la capacidad plástica para el reordenamiento. Al reordenar cómo se conectó la estructura original, el cerebro hace nuevas conexiones especialmente entre la percepción y el lenguaje.

El segundo principio de diseño, que es realmente maravilloso, es el de reciclaje. Las neuronas originalmente están dedicadas a la percepción visual de las caras o de los objetos. Esas mismas neuronas se reciclan para identificar letras, patrones de letras e incluso las pequeñas unidades llamados morfemas. Algunas de las neuronas todavía hacen reconocimiento de objetos, pero otras se mueven literalmente al otro hemisferio para reconocer rostros.

El tercer principio es el de la automaticidad. Hay grupos de neuronas que pueden aprender a trabajar juntas muy rápido que se vuelven automáticas. Eso permitió a nuestros antepasados reconocer rápido el rastro de un animal peligroso por lo que mejoró la supervivencia. Utilizamos la misma capacidad de automatización para decodificar muy rápido. Podemos hacer la conexión al significado casi instantáneamente.

Estos tres principios de diseño permiten construir el circuito de lectura cerebral. Eso nos lleva ir un paso más allá de solo identificar una huella o una letra para elaborar mejores conexiones que generan pensamientos más complejos. Y como resultado el cerebro consigue la habilidad para leer.

¿Por qué los adultos tienden a olvidar lo difícil que fue aprender a leer?

Es una verdadera lástima que no se den cuenta del siguiente hecho histórico: nos tomó 2.000 años movernos desde el primer sistema de escritura en África a obtener pistas cognitivas. Y solo les damos a nuestros hijos 2.000 días para aprender a leer.

Quisiera que los adultos comprendan que esta epifanía cognitiva que el niño tiene que adquirir y luego debe construir su circuito cerebral de lectura en un instante, no es natural.

Cada nuevo lector tiene que hacer este circuito cerebral de lectura, no lo tienen genéticamente. Así que no lo olviden.