Diecisiete años después de haber iniciado las obras de construcción, el túnel de base del San Gotardo empezará a funcionar en pruebas este mes de junio. Este túnel ferroviario es una obra maestra de la ingeniería, que rompe todos los récords: 57 km de longitud y hasta 2.300 m de profundidad en la montaña. Un tramo ferroviario que une Erstfeld con Bodio (en los Alpes suizos) en apenas 20 minutos.
En 1882, se inauguró el tramo ferroviario del San Gotardo, y el comercio y Suiza como destino vacacional prosperaron. De repente, se unió el norte con el sur a través de un tramo panorámico único, algo que por aquel entonces ya se consideró una verdadera obra maestra. A través de 205 puentes y siete túneles ferroviarios, el tren serpentea desde 470 a 1.100 m de altura y vuelve a descender para superar el macizo del San Gotardo. Aún hoy sigue siendo un deleite para los ojos, y sus túneles ferroviarios, que rodean la iglesia de Wassen en el estrecho valle de Uri, son legendarios.
En un referéndum público celebrado en 1992, el pueblo suizo decidió realizar la nueva transversal alpina y, por tanto, apostar por una movilidad sostenible. El tramo central de la nueva transversal alpina es el túnel de base del San Gotardo. Este túnel, que atraviesa los Alpes, es la obra del siglo: con sus 57 km, es el túnel ferroviario más largo del mundo.
En los próximos meses, los trenes podrán cruzar el macizo alpino en tan solo 20 minutos, y las regiones culturales y lingüísticas de Suiza estarán aún más cerca. Al mismo tiempo, los viajeros de los países vecinos podrán llegar de forma rápida, cómoda y fácil al Ticino o al norte de los Alpes. Esta espectacular construcción no solo es una atracción turística en sí misma, sino que también es un medio para lograr un fin: proporcionar a los turistas nacionales e internacionales más tiempo en su destino para descubrir Suiza.