Un equipo internacional de investigadores ha conseguido recrear la «sopa primordial» de partículas que surgió en los primeros instantes del Universo haciendo colisionar átomos de plomo a muy altas energías en el anillo de 27 km. del LHC, el gran acelerador europeo en el CERN, en Ginebra.
La sopa primordial, también llamada de «plasma de quarks-gluones» posee, según los investigadores, que la han medido con gran precisión, propiedades líquidas. Los resultados se publicarán próximamente en Physical Review Letters.
Apenas algunas milmillonésimas de segundo tras el Big Bang, El Universo consistía en una especie de «sopa» extremadamente cailente y densa hecha de partículas fundamentales libres, esto es, que aún no se habían unido para formar núcleos atómicos. La mayor parte de esas partículas eran quarks y gluones, mezclados en un estado extremo de la materia que, precisamente por eso, lleva el nombre de plasma quark-gluón.
A base de hacer chocar núcleos de plomo a una energía record de 5.02 TEV (Teraelectronvoltios) en el acelerador de partículas más poderoso del mundo, los científicos han sido capaces de recrear ese extraordinario estado de la materia en el experimento ALICE (uno de los cuatro de que consta el LHC) y, lo que es más estudiar y medir sus propiedades. Y para los que piensen que la energía máxima de colisión en el LHC es de 14 TEV, y no de 5, baste decir que no es lo mismo colisionar protones, que son partículas individuales, que átomos enteros, mucho más masivos.
«Los análisis de las colisiones han hecho posible, por primera vez, medir con precisión las características de un plasma quark-gluón en el mayor rango de energía alcanzado hasta el momento, y determinar cómo ese estado fluye y se comporta», explica You Zhou, investigador del Instituto Niels Bohr que trabaja en el detector ALICE. Zou, junto a un pequeño grupo de colegas internacionales, ha dirigido los análisis de los datos de las colisiones y ha medido cómo el plasma quark-gluón fluye y fluctúa justo después de formarse.