Entre el 70 y 80 por ciento de los casos de cáncer de mama, próstata y pulmón desarrollará metástasis. El cáncer hará del sistema óseo su casa y ahí provocará mucho dolor. El dolor óseo también puede ser provocado por otros padecimientos como la obesidad y la diabetes mellitus, problemas de salud pública en nuestro país. No obstante, el dolor oncológico de hueso es poco estudiado en México, por lo que el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) y la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) colaboran en la realización de investigación.
En la UAT los trabajos son encabezados por Juan Miguel Jiménez Andrade, egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Cinvestav, con posgrado en la Universidad de Minnesota. Las investigaciones que ha realizado para el avance de esta área del conocimiento en el mundo son pioneras, han derivado en el desarrollo de fármacos y, más recientemente, en tratamientos contra la osteoporosis. Por estos trabajos, Jiménez Andrade recibió recientemente el Premio Miguel Alemán Valdez en Salud.
El científico se ha especializado en el estudio del dolor y pérdida de la masa ósea, asociados a enfermedades musculo esqueléticas, como el cáncer, artritis reumatoide u osteoporosis, y ha desarrollado análisis para la caracterización de los mecanismos responsables de la transmisión del dolor oncológico a nivel de hueso (el que se produce una vez que el cáncer hace metástasis en el sistema óseo).
Además, escribió el primer modelo de fractura —cada año ocurren más de 8 millones de fracturas tan sólo en EU, señala—, cuando que los mecanismos responsables de la transmisión del dolor por fractura se desconocían tan sólo hace unos años. “Se pensaba que el dolor del hueso no era importante, pero no es así. Las fracturas ocurren, principalmente, en las personas de edad avanzada y no logran consolidarse y sanar adecuadamente. Esos pacientes presentan mucho dolor”, añade en entrevista.
Más recientemente, incorporó en la UAT otras líneas de investigación: los mecanismos que subyacen a la pérdida de la masa ósea en enfermedades como la osteoporosis, diabetes mellitus hipertensión y obesidad. Hace alrededor de un lustro y con financiamiento de Conacyt, el científico ha logrado consolidar estas investigaciones y publicar artículos científicos de alto impacto.
En el caso particular del dolor oncológico óseo, hace 20 años se percibía en la comunidad científica que el único mecanismo responsable eran células cancerosas que provocan una inflamación muy severa. “Pero los últimos 10 años nuestro laboratorio y otros más en el mundo hemos descrito otros mecanismos, como el componente osteoclástico, es decir hay una sobreactivación de las células que reabsorben hueso, los osteoclastos”.
El científico añade que además del componente inflamatorio este otro osteoclástico es muy importante clínicamente, por lo que aquellos fármacos que inhiben los osteoclastos también tienen un efecto analgésico en modelos de dolor oncológico óseos.
Los investigadores encabezados por Jiménez también han descrito otros mecanismos, como el componente neurogénico, que consiste en la formación de nuevas fibras nerviosas y de neuronas patológicas, responsables del dolor oncológico óseo, pero que se presenta de manera espontánea en pacientes con cáncer en etapas terminales.
“Entonces, además del componente inflamatorio tenemos el neurogénico, osteoclástico y el neuropático (daño a fibras nerviosas). Es por ello que el dolor oncológico óseo es tan difícil de tratar y se debe hacer de manera multimodal, con diferentes fármacos”.
Dependiendo del tipo de cáncer, será el desarrollo de alguno de estos componentes, por lo que la descripción del dolor puede ser diferente. Así, un solo mecanismo, como tampoco un solo fármaco, pueden contrarrestar el dolor.