Europa, una de las lunas de Júpiter, podría tener el equilibrio químico apropiado para sostener vida, indicó la NASA.
Conforme a un nuevo estudio, el balance de la producción de hidrógeno y oxígeno en el pequeño satélite es comparable al de la Tierra, lo cual significa que los bloques esenciales de construcción de la vida podrían estar presentes.
El estudio, realizado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la Nasa, se basa en el océano salado de agua líquida que en teoría existe debajo de la cobertura helada del satélite. Para estimar la tasa de producción química en Europa, el equipo observó cuánto hidrógeno podría producirse si el agua salada del océano reaccionara con la roca, en un proceso conocido como serpentinización.
Durante este proceso, que también ocurre en la Tierra, el agua se filtra a través de minerales y reacciona con las rocas para formar nuevos minerales, y produce hidrógeno como derivado. Valiéndose de modelos complejos, basados en conocimientos previos sobre Europa, el equipo dedujo la forma en que a lo largo del tiempo se abrieron grietas en el suelo marino del satélite, y ello les permitió predecir cuánta roca nueva está disponible para la serpentinización.
Los cálculos de producción de oxígeno se hicieron mediante el estudio de la superficie del planeta. Los investigadores descubrieron que la radiación de Júpiter puede abrir las moléculas de hielo y liberar su oxígeno en el océano. En el curso de su investigación, el equipo descubrió que la producción de oxígeno es probablemente 10 veces mayor que la de hidrógeno, más o menos similar a la proporción en la Tierra.
El estudio es un paso vital para descubrir si el océano del satélite puede albergar la vida. Steven Vance, científico planetario en el JPL, señaló: «El ciclo del hidrógeno y el oxígeno en el océano de Europa será un impulsor importante de su química oceánica y cualquier forma de vida que hubiere allí, como lo es en la Tierra».
Kevin Hand, otro investigador del JPL, comparó la interacción de la superficie y el mar de Europa con una batería gigante que podría dar energía a la vida en el océano.
«Los oxidantes del hielo son como la terminal positiva de una batería, y los químicos del suelo marino, llamados reductores, son como la terminal negativa», explicó.
«Que la vida o procesos biológicos completen el circuito o no es parte de lo que motiva nuestra exploración de Europa», añadió.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Geophysical Research Letters, pero pronto podríamos conocer más.