Explorar la relación que la música ha tenido históricamente con diversas ideologías políticas y situaciones sociales, es el objetivo de la exposición a gran escala de Anri Sala, uno de los artistas más influyentes de la cultura contemporánea.
La muestra, que se presentará desde hoy y hasta el 7 de febrero de 2018 en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, dará a conocer el trabajo de Anri Sala, quien se caracteriza por invertir las convenciones del cine tradicional, donde la imagen en movimiento es el elemento principal, para incorporar la música y la arquitectura en una misma jerarquía de significación.
Lo anterior genera una experiencia inmersiva en el público, que en esta ocasión podrá apreciar los intereses del creador a través de obras en las que el sonido define tanto la composición de las imágenes proyectadas como el diseño del espacio que ocupan.
Aunque responden a diferentes momentos en la carrera del artista, las siete piezas incluidas —cinco videoinstalaciones y dos instalaciones— pueden ser pensadas como una sola obra a gran escala donde la relación entre ellas queda marcada por los espacios geográfico, político o musical al que refiere cada una.
En su obra Take Over (2017) el artista contrapone “La Marsellesa”, himno nacional francés cuya letra original, escrita en 1792, está ligada a la Revolución Francesa, y “La Internacional”, la canción más famosa del movimiento obrero, que en un principio se adaptó a la música de “La Marsellesa”, para dar cuenta de cómo una misma melodía se convirtió en símbolo de diferentes conceptos de nación.
Mientras que en Le Clash (2011) y Tlatelolco Clash (2011) retoman la icónica “Should I Stay or Should I Go” de la banda británica The Clash, representante del movimiento punk y estandarte de la conciencia y el levantamiento social frente al contexto reglamentario que prevalecía en la década de 1970.
En Ravel Ravel (2013) y Unravel (2013) se retoma el “Concierto para la mano izquierda”, de Maurice Ravel para evocar los estragos de la Primera Guerra Mundial, ya que fue comisionado por un pianista que perdió la mano derecha en el frente austriaco, por citar algunas de sus piezas.
De esta manera, el diseño de las salas contempla la trayectoria de los visitantes en un flujo natural, no determinado, donde el tiempo y el espacio, tanto de la exposición como de las proyecciones, inciden en la experiencia que se tiene del sonido y las imágenes.