La Pasión según San Marcos, del compositor argentino Osvaldo Golijov, que para su ejecución necesita de una orquesta, un coro de por lo menos 60 voces, tambores africanos, berimbau, acordeón, guitarras y un intérprete de capoeira, será estrenada por la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Palacio de Bellas Artes, el 23 y 25 de junio.
La obra fue comisionada por Helmuth Rilling, de la Internationale Bachakademie de Stuttgart, en 1996, para conmemorar el 250 aniversario luctuoso de Johann Sebastian Bach, y para su realización, Golijov requirió cerca de dos años, tiempo en el que mezcló la estética y el ritmo:
“Me pregunté cómo se transformó la historia de la pasión en Latinoamérica. Me di cuenta que Latinoamérica es demasiado grande como para incorporar todo, pero la parte más fascinante fue el sincretismo con la cultura de los Orishas y cómo se transformó en Cuba y Brasil”.
El estreno de la composición se llevó a cabo en el Liederhalle de Stuttgart, en el 2000. “En Bach lo más importante es la armonía como elemento que guía el viaje, en mi caso lo transformé en ritmo. Planeé las cosas como que los cambios rítmicos fueran el equivalente de los cambios armónicos de Bach en sus pasiones”.
Osvaldo Golijov no fue el único en componer sobre los pasajes bíblicos, pues en el proyecto Pasión 2000 participaron otros tres compositores: Sofia Gubaidulina realizó La Pasión según San Juan; Wolfgang Rihm, La Pasión según San Lucas, y Tan Dung, La Pasión según San Mateo.
El compositor indica que en su obra hay cantos gregorianos, flamenco y tambores Batá, entre otros ritmos: “La idea era que cada uno representara a su cultura, cómo interpretaban el texto de acuerdo a la cultura de la que venían. En vez de tomar una orquesta como ensamble, la compuse instrumento por instrumento, en una manera aditiva, más que tomar a la orquesta como un organismo”.