Una ciudad real celebra a un príncipe, así fue interpretada una exposición abierta en la ciudad de Versalles para conmemorar el 70 aniversario de la edición en Francia de “El Principito”, la obra literaria más traducida del mundo.
Enclavada en el incomparable marco del Antiguo Hospital Real de Versalles, una antigua capilla del siglo XVIII, la exposición mostró en un espacio de mil metros cuadrados algunas joyas del piloto y escritor Antoine de Saint-Exupéry, autor del libro, al que la exhibición prestó una especial atención más allá del personaje mismo.
Entre ellas su carnet de vuelos, su agenda, pero sobre todo la pulsera que descubrió un pescador en el mar a finales de la década de 1990 que perteneció al autor, cuyo avión fue derribado a finales de la Segunda Guerra Mundial en un punto de la costa mediterránea francesa.
La aparición de la pulsera confirmó que Saint-Exupéry, cuyo cuerpo y avión nunca fueron encontrados, se estrelló en el mar luego de ser abatido mientras realizaba un vuelo de observación.
De “El Principito” la exposición mostró piezas poco vistas por el gran público como croquis y dibujos previos que también realizó el propio Saint-Exupéry, así como una escultura del personaje realizada por Consuelo, la esposa y musa del escritor, de nacionalidad salvadoreña.
La muestra fue dividida en tres partes, una lúdica con textos y explicaciones sobre el universo de la obra, otra temática, dedicada al autor, considerado una personalidad fuera de lo común por ser piloto y escritor, y una más en la que se exhiben comics y adaptaciones al cine del Principito.
“Es la primera gran exposición dedicada a un personaje mítico como el Principito, lo cual ya la hace excepcional. La hace excepcional también el lugar en el que se ubica”, resaltó el director de Asuntos Culturales de Versalles, Jean Marie Guinebert.
El curador de la exposición, Guillaume Pahlawan, destacó que la muestra revivió las ganas de releer el libro, que según la edad en la que se lea se interpreta de una u otra manera.
“El Principito se puede leer a cualquier edad. Cuando se lee con siete años se tiene una interpretación y cuando se lee con 40 otra, dependiendo de momentos de la propia vida del lector se interpreta de una manera diferente su mensaje”, comentó Pahlawan.
La exposición abrió el apetito por leer de nuevo la obra y de las conmemoraciones por la publicación del libro hace 70 años en Francia, el segundo país en el que se editó luego de Estados Unidos, en donde se publicó por primera vez tres años antes, en 1943.
“El Pincipito” fue escrito, poco antes de partir a la guerra, en Estados Unidos, por Saint-Exupéry, quien se lo entregó a su amiga Silvia Hamilton.
En abril de 1943 apareció por primera vez en las librerías de Estados Unidos editado por Reynald & Hitchcock.
Fue un encargo de los editores estadunidenses a Saint-Exupéry, quien luego de escribirlo partió rumbo a África del Norte para pilotar un avión en la Segunda Guerra Mundial, el cual fue abatido.
Desde su aparición, la obra ha sido traducida a 288 idiomas y dialectos y ha vendido 150 millones de ejemplares, según fuentes editoriales. Entre otros, fue traducida al otomí y al náhuatl.
También ha sido adaptado al cine, al cómic, al ballet e incluso a la ópera y en fecha reciente a una película de animación.
El 70 aniversario comenzó a celebrarse en Francia a finales del año pasado con la apertura de la exposición de Versalles y esta semana la entidad emisora de las monedas del país lanzó una serie inédita de monedas de 10 y 50 euros acuñadas para la ocasión.
También salió a la venta una medalla conmemorativa con la imagen del Principito arrastrado por tres palomas, uno de los dibujos icónicos del libro, ilustrado por el propio Saint-Exupéry.
Tres millones de monedas serán puestas en circulación este año en el que irán sucediendo diversos eventos en recuerdo del personaje que cuenta con un parque de diversiones en Francia y diversos monumentos.
La célebre editorial Gallimard sacó a la venta dos ediciones nuevas del libro, una de las cuales está acompañada de una reproducción del libro de dibujos de Saint-Exupéry sobre el personaje, que sigue invitando a usar el corazón para ver lo importante, porque “lo esencial es invisible a los ojos