Con una exposición que, además de ser un recuento de las cerca de 40 muestras allí montadas, es un homenaje y reúne dos de las «grandes manías» de su benefactor: las de cronista y coleccionista, el Museo del Estanquillo: colecciones Carlos Monsiváis celebra su primera década; se inauguró el 23 de noviembre de 2006.
Los rituales del Carlos: homenaje a Monsiváis y sus ma-nías reúne más de 500 piezas, entre dibujos, fotografías, maquetas, fotoesculturas, memorabilia, libros dedicados y partituras, así como las colecciones del ensayista y periodista, que constan de unos 19 mil objetos.
Para Rafael Barajas, El Fisgón, curador de la muestra, Monsiváis (1938-2010) empezó a coleccionar por su gusto de «recopilar pedacitos de historia congelados en el tiempo, algo que hace tanto un cronista como un coleccionista». Una vez el caricaturista le preguntó a su interlocutor cuál era su criterio «un poco ecléctico» para comprar piezas. Éste le contestó con mucho sentido común: «Compro lo que creo que vale la pena y que me alcanza para adquirir».
Entrevistado, Barajas expresa que «Carlos también empezó a coleccionar porque era una forma de hacer crónica, así como de hacer turismo en el tiempo. De remontarse a los siglos XIX y XX y entender cómo funcionaba la sociedad de aquel entonces. Coleccionaba porque se divertía muchísimo. Era un poco el juego de la búsqueda del tesoro, del dato perdido, que está extraviado, pero que explica muchas cosas».
Monsiváis «tuvo el ojo y el buen tino de empezar a coleccionar cosas que en su momento no estaban puestas en valor como, por ejemplo, los dibujos de Miguel Covarrubias, las caricaturas de Ernesto García Cabral y Andrés Audiffred, y la misma fotografía». El Fisgón aclara que Los rituales de Carlos… no abarca todos sus intereses, porque el museo alberga actualmente otra exposición, Que se abra esa puerta, sobre un tema que Monsiváis trabajó mucho: la sexualidad. Respecto de su gusto por el trabajo del grabador Leopoldo Méndez y sus colegas del Taller de Gráfica Popular, una muestra ahora se encuentra en el Centro Cultural Santo Domingo, Oaxaca.
Cuando ya era un hecho el proyecto del Museo del Estanquillo, El Fisgón recuerda que «Carlos quería que fuera una suerte de Museo del Papalote, pero para adultos. Y eso es lo que queremos hacer con la presente exposición, que sea lúdica y que permita darnos cuenta cuánto se divertía Carlos al coleccionar».