Hace nueve años la académica y poeta Rocío González pensó que realmente el zapoteco y muchas otras lenguas indígenas morían. Entonces, se dio a la tarea de escribir Literatura zapoteca: ¿resistencia o entropía? A modo de respuesta: cuatro escritores binnizá. Igual tiempo tardó el libro en ser publicado –¿por razones políticas o burocráticas?– hasta que se atrajo el proyecto la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Desde entonces, el interés por el zapoteco en particular ha renacido, por un lado, por el fenómeno del rap bilingüe y el proyecto de revaloración de esa lengua El Camino de la Iguana, emprendida por Natalia Toledo y Víctor Cata, pero también en la medida que «se revitaliza y actualiza con lo que sucede en el mundo y en nuestro país», expresó González ayer en la presentación del volumen en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Encabezó el acto Hugo Aboites, rector de la UACM, quien se congratuló de que los involucrados se hayan cobijado en la institución. Se dijo fascinado cuando en el libro se revela en qué medida «la Malintzin, conocida como La Malinche, protagonizó el papel de que para sobrevivir tanto los criollos como los habitantes de México, tenían que ensayar una salida: el mestizaje. Esa idea, aparecida en unos cuantos párrafos, da un sentido enorme a la historia de este país, ya que se entiende que el mestizaje es un balance de poder entre el México profundo y el de los conquistadores, que se entrecruzan constantemente en el presente y de manera confrontada».
Por ejemplo, “si en 1921 José Vasconcelos decía: ‘Por mi raza hablará el espíritu’, en 1999 los jóvenes de la Universidad Nacional Autónoma de México decían: ‘Sin la raza cómo hablará el espíritu’”. Aboites aseguró que “esta reformulación del mestizaje lo vivimos prácticamente todos los días en el México actual. Esta riqueza cultural –62 lenguas indígenas– hace a este país nuevo, distinto, vigoroso, dinámico, aunque a veces trágicamente dramático. El libro nos dice cómo ser incluyentes, no con base en el odio, ni la conquista, sino en la inclusión del otro. Aunque esto parece uno de los factores que contribuyen a la derrota de una civilización, es en el fondo una apuesta al futuro”.