El Zócalo capitalino es lugar de confluencias, durante 10 días, de las tradiciones, las artesanías, la gastronomía, la música, literatura… de los pueblos originarios de México. Ahí, donde hace más de 500 años habitaron los mexicas y de cuya civilización quedan sus vestigios en lo que se conoce como el Templo Mayor, se realiza la IV edición de la Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios originarios de la Ciudad de México.
Un juergón, como define el secretario de Cultura de la CDMX, Eduardo Vázquez, a los eventos culturales que hay en la ciudad y que éste, además trae los sabores y los olores de la comida y bebida, los colores de las prendas y, sobre todo, esa cosmovisión milenaria que aún pervive entre estos grupos étnicos.
Así, son más de 80 expositores pertenecientes a 30 grupos indígenas del país y de 60 pueblos y barrios de la CDMX que ofrecen sus productos y que en sí mismos son la raíz de lo que hoy es México. “Somos esos hombres y mujeres que aún estamos y que seguiremos”, dice María Poot, de origen maya.
En esta celebración y luego de que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, inaugurara, se firmó un acuerdo para que este evento se realice de manera permanente el mes de agosto de cada año y sea un encuentro transexenal.
Esta fiesta, que termina el 10 de septiembre, es una muestra de esa gran cultura que tienen los pueblos originarios y se realiza en el Zócalo, que está recién remodelado, y es de todos los ciudadanos”.
Por su parte, el embajador de Chile en México, Ricardo Núñez Muñoz, dijo que se trata de una fiesta maravillosa que permite que los latinoamericanos nos sintamos parte de un mismo pueblo. “Los pueblos originarios forman parte sustancial de lo que hoy somos: hijos de una historia de miles de años y que tiene correspondencias en toda América Latina”.