Eugenio Caballero comprobó la veracidad del refrán “la tercera es la vencida”. Ayer la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España lo distinguió con el premio Goya a la Mejor Dirección Artística, por su labor en el filme “Un monstruo viene a verme “(2016). La AACCE lo había considerado anteriormente por El laberinto del Fauno (2006) y Lo imposible (2012).
El ganador al Oscar (2007, junto con Pilar Revuelta, por la dirección artística de la película El Laberinto del Fauno) agradece la distinción hecha por la Madre Patria, la segunda este 2017 — hace una semana se llevó también el Gaudi otorgado por la Academia del Cine Catalán—, sin embargo, como siempre lo ha sostenido, para él hay algo más importante.
“A mí lo que me está gustando es la reacción del público, es decir, eso es lo que al final a mí más me interesa como creador. Todo lo demás, premios, está bien, pero lo más bonito es ver la reacción del público. Las veces que la he visto (Un monstruo…) con gente, me ha gustado mucho.
“Hay opiniones, pero siempre está la sensación de estar conmovidos”, expresa Caballero, con un tono de voz convencido de que su mayor premio es la posibilidad de conectar con la audiencia de el orbe. En México, los cinéfilos han disfrutado de Un monstruo viene a verme desde el pasado 20 de enero.
Para su segunda colaboración con el director Juan Antonio Bayona (el primer encuentro de sus talentos se dio con el largometraje Lo imposible), Caballero invirtió un año de pre-producción, con el objetivo de imprimir en el filme un sentido de equilibrio entre los universos de la fantasía y la realidad. El resultado fue, acepta, el esperado.
“A mí me gusta mucho cierto cine fantástico, pero también los dramas realistas. Esta película está dividida en dos partes, si le quitas la fantasía, en realidad es un drama muy intimista, una historia muy personal, de madre, abuela… familia. También me gusta esa parte como de realidad. No quisimos que todo fuera fantasía, sino dar un contraste.
“Uno pierde objetividad, porque lo vas viendo durante todo el proceso. Al final tenemos lo que queríamos. En estas películas tan grandes, difíciles, inusuales, una de las cosas es tratar de no perder la fuerza de la idea original durante todo el proceso”, comenta el director de arte, quien está inmerso ahora en su mancuerna con Alfonso Cuarón en la película Roma.
Una vez más Caballero se sintió “libre” al co-crear con Bayona. Del cineasta asegura: “Es un tipo que sabe lo que quiere y tiene una intuición muy especial para las emociones, sabía que las iba a contar de manera correcta”.
La labor de Caballero fue entonces profundizar en el universo de Connor, un niño de 12 años, quien hace frente a la enfermedad de su madre con la ayuda de un monstruo que lo visita por las noches.
“La líneas, los colores son más intensos, menos de acuarela, por decirlo de alguna manera. Connor participa hasta el final, donde ya no hay fantasía, está el monstruo y él llegando a esa tercera historia que es la más brutal. Hay un arco, digamos de lo que al principio parece una cosa abstracta, Connor entiende que está dentro de él”, finaliza Caballero.