“Me gustaría que hablara Paco Ignacio Taibo II o Juan Villoro, eso sería muy padre”, comentaron dos jóvenes universitarios que miraron curiosos el templete donde ayer la gente se aglomeró imaginando que a las 17:00 horas aparecería un escritor; sin embargo, el contingente se dispersó poco a poco cuando se dieron cuenta que funcionarios de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México hablarían para inaugurar el Décimo Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional.
Entre los asistentes que se quedaron a escuchar el discurso de Gerardo Estrada, coordinador ejecutivo del Auditorio Nacional, quien dijo que hasta esa hora contabilizaron 15 mil visitantes, figuró una maestra que no dejó pasar la oportunidad de decir a los presentadores que faltaban bibliotecas en las escuelas de educación básica pero también agradeció la organización de eventos donde los libros estuvieran a precios accesibles.
El acto inaugural continúo con la participación de Carlos Anaya Rosique, recién nombrado presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), quien reconoció la falta de librerías en el país.
“Para nosotros que exista el Gran Remate es darle al libro una nueva oportunidad de encontrar a su lector y a los lectores darles su oportunidad de que encuentren en un sólo espacio, los libros que pueden estar dispersos en muchos puntos de venta y que por alguna razón no tenemos la oportunidad de ir o porque en otras ocasiones no existen puntos de venta donde pudiéramos cruzarnos”, señaló
Este evento que reúne 500 fondos editoriales demuestra la necesidad de construir librerías y puntos de venta más cercanos, de construir librerías de barrio, temáticas y en general, más cerca de la gente. “El reto sería que la Ciudad de México, tuviera al menos una librería en cada delegación, eso sería el reto”
Después tomó el micrófono Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura de la Ciudad de México, quien precisó que el Gran Remate no representa la venta de libros de saldos, de libros no vendidos o de libros no deseados, “es la oportunidad de que las grandes obras y la intensa vida editorial, literaria y periodística, tenga la oportunidad de encontrarse con sus posibles lectores”
El funcionario también reconoció que el descuento más bajo en precio de lista, era del 50% menos de su venta comercial, e incluso, muchas editoriales aplicarán descuentos adicionales sobre ese porcentaje. “Es una fiesta para que los amantes del libro y la lectura no se queden con las ganas, independientemente de sus capacidades económicas”.