Catorce periodistas asesinados en 2016 mientras trabajaban fueron homenajeados este lunes en una ceremonia en un museo de Washington, durante la que se destacaron los crecientes peligros que enfrenta la libertad de información en el mundo.
El Newseum, que promueve la libertad de prensa, agregó los nombres de los 14 reporteros en su memorial, subrayando que representan a los cerca de 48 comunicadores asesinados el año pasado.
«Los periodistas enfrentaron en 2016 peligros sin precedentes mientras luchaban para cubrir noticias, muchas veces en países donde la libertad de prensa no existe o está en peligro», dijo Gene Policinski, director de operaciones del Instituto Newseum.
Entre los homenajeados están el fotógrafo David Gilkey, de la cadena Radio Pública Nacional estadunidense (NPR), y su intérprete Zabihullah Tamanna, asesinados hace exactamente un año en Afganistán.
El director editorial de NPR, Michael Oreskes dijo durante la ceremonia que ambos fueron asesinados «mientras hacían las cosas más básicas que los periodistas pueden hacer».
«No vivimos en una era más allá de la verdad», aseguró. «Vivimos en una era donde poderosos gobiernos y organizaciones saben que la verdad todavía importa, y están dispuestos a mantener a los periodistas en la cárcel, o amenazarlos, a intimidarlos, para evitar que esa verdad sea contada».
Los otros periodistas cuyo nombre pasó a formar parte de este memorial son Joan Miranda do Carmo, de la organización brasileña SAD Sem Censura; Marcos Hernández Bautista, del mexicano Noticias Voz e Imagen de Oaxaca; Karun Misra, del Times Jansandesh de India; Hassan al Anbaki y Saif Talal del iraquí Al Sharqiya; el fotógrafo independiente holandés Joroen Oerlemans, asesinado en Libia; Sagal Salad Osman, de Radio Mogadishu en Somalia; y Pavel Sheremet, del ucraniano Ukrainska Pravda y Radio Vesti.
También fueron incluidos cuatro reporteros asesinados en Siria: Mustafa Abdul Hassa, de Shaam News Network; Mohammed Marwan al Issa, de Al Nateq Network; Samer Mohammed Aboud, de Free Deir al Zour Radio; y Sami Jawdat Rabah, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).