«Algún día esta horrible guerra habrá terminado, algún día volveremos a ser personas, y no solamente judíos… Nunca podremos ser sólo holandeses o sólo ingleses o pertenecer a cualquier otra nación: además siempre seguiremos siendo judíos, y queremos seguir siéndolo”.
Escribió Ana Frank, en su diario el 11 de abril de 1944, poniendo al descubierto la demencia del nazismo, meses antes de ser descubierta del lugar donde se escondía y después convertirse en una de los un millón 500 mil niños judíos asesinados en la Segunda Guerra Mundial, al igual que su hermana Margot, su mamá Edith y sus compañeros de escondite con los que compartió el anexo de una casa ubicada en Ámsterdam, Holanda, por dos años.
Hoy, ese anexo y toda la casa es un museo que se encuentra en el corazón de la ciudad conocida como una de las más liberales de Europa. Ahora ese lugar, se remodelará y ampliará para recibir a una nueva generación de visitantes que se conocen, pero no en su profundidad, la historia de la niña. Con estos trabajos, el museo tendrá más acceso y acervos de la información histórica sobre Ana Frank, aunque estos cambios no afectarán la esencia del escondite, como también es llamado.
La casa es un sitio icónico de la ciudad de Ámsterdam y también contará con más espacio para las actividades didácticas para el público. “Muchos de nuestros visitantes son menores de 25 años y proceden de países no europeos; por ello, es importante que el museo profundice en el contexto histórico”, aseguró Ronald Leopold, director del recinto.
“Vamos a ofrecer más información sobre lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y la persecución de los judíos, cómo pudo suceder esto último y qué significado tiene este acontecimiento en la época actual”, aseguró Ronald Leopold, quien había dado a conocer los planes de la ampliación del recinto a finales del año pasado en un breve comunicado.
Además de la renovación la Casa de Ana Frank ampliará sus terrenos. Las antiguas viviendas para estudiantes que daban a la plaza Westermarkt pasarán a formar parte del museo, con lo que se creará más espacio para las visitas, además de algunos servicios como guardarropa.
“Asimismo, el museo contará con una nueva y más espaciosa entrada por la plaza Westermarkt. Durante las obras, que se prolongarán por espacio de dos años, el museo permanecerá abierto al público”, narra el comunicado con el que se anunciaron los cambios del recinto.
En palabras de Ronald Leopold, “el 16 de marzo de 1944, Ana Frank escribió que ella vivía en una época rara y en circunstancias aún más raras. Esto tiene vigencia, en ciertos aspectos, también en la época actual. La historia de vida de Ana estimula a los jóvenes a reflexionar sobre los acontecimientos sociales de entonces y de hoy y los inspira en la lucha contra los prejuicios y la discriminación presentes en su propio medio. Esta es una coyuntura esperanzadora”.