Nuestros ancestros adoraban a las guacamayas como un dios debido a sus colores amarillo como el sol, rojo como el fuego y azul como el cielo, no obstante en la actualidad las hemos enjaulado y tratado como mascotas sin pensar que son seres de la naturaleza, señala Patricia Escalante, del Instituto de Biología de la UNAM.
Desde los años 70 esta especie se encuentra en peligro de extinción debido a la caza ilegal y la tala indiscriminada de las selvas. Así, los humanos roban los polluelos del nido, los mal alimentan, transportan hacinados en cajas, y sólo uno de cada 10 sobrevive.
Ante dicha situación, la UNAM trabaja en un proyecto de reintroducción para rescatar el ave, donde hasta el momento han liberado aproximadamente 100 especímenes en los Tuxtlas, Veracruz.
Con el fin de dar continuidad a este esfuerzo, biólogos universitarios brindan pláticas a las comunidades de la zona para crear conciencia sobre la importancia de estas criaturas.
Así, los lugareños aprenden a cuidarlas, protegerlas de los cazadores, darles de comer, mantenerlas, y con ello atraen el turismo nacional y fortalecen la economía regional.
A partir de la amenaza que viven los psitácidos, hace siete años las autoridades prohibieron extraer pericos, guacamayas y loros de la naturaleza para meterlas en el mercado de mascotas, y al mismo tiempo se dejó una previsión para que los criaderos utilizaran las especies sólo en proyectos de conservación.